Antonio Bravo es un ilustrador y diseñador gráfico malagueño que tiene un estilo muy personal. Sus inquietantes trabajos se reconocen por la oscuridad presente en sus escenas, historias recreadas con macabros trazos que no dejan indiferente al espectador.
Su obra es un manifiesto pro metal y rock and roll, con motivos recurrentes como cuervos, zombies, calaveras o seres fantásticos. Bestias que, en algunos casos, reflejan el abismo en su mirada, y en otros, nos transportan a un mundo fantástico y asombroso.
Soy Antonio Bravo, como profesional, quiero considerarme ilustrador o diseñador, aunque, persona que hace dibujos chulos también me vale. A lo largo de mi vida siempre he estado haciendo cosas que me permitieran dar rienda a mi creatividad, ya sea con las artes plásticas o con la música. Al final, como lo que parece que se me da mejor es dibujar, es lo que he acabado haciendo. Hace unos años trabajaba de forma más manual, sin embargo, ahora, enfoco casi toda mi obra al arte digital. Este medio me permite trabajar de forma más rápida y hacer cosas que de otro modo me resultarían muy difíciles de conseguir.
Lo bonito de dedicarse a esto, o al menos, de intentarlo, es la libertad y la sensación de que no es un trabajo inmóvil y mecánico en el que siempre haces lo mismo, sino que estás continuamente aprendiendo y evolucionando. Además, está el valor añadido de que te permite conocer a un montón de gente interesante, que, por lo general, tienen las mismas inquietudes e intereses que tú.
El adentrarme en el mundo artístico o el impulso de hacer cosas relacionadas con el arte se puede decir que ha estado ahí desde siempre. Tengo un recuerdo súper lejano de un dibujo primigenio de un ‘Sonic Caballo’ en el que, tras haberlo acabado, dije ¡Eh, esto mola mucho! Desde entonces, creo que he estado dibujando casi ininterrumpidamente. Sin embargo, cuando decidí dedicarme profesionalmente a esto fue al entrar en la Escuela de Arte de ‘San Telmo’. El porqué es difícil de explicar, y creo que tiene un poco de todos los tópicos que decimos aquellos que nos adentramos en este mundo: básicamente, hacer cosas que me transmitan cosas a mí y a los demás, y si se puede ganar algo de dinero con ello pues mejor que mejor.
A la hora de definir mi obra creo que no es algo uniforme que mantenga siempre unas formas o estilos concretos, sino que intento adaptar mis trabajos al encargo en sí. Ciertamente hay unas formas que me atraen más que otras y se acercan a aquello con lo me siento más cómodo trabajando. En cuanto a los temas que trato, son bastante variados, pero siempre me ha gustado mucho la estética que rodea al metal, al rock, etc, por lo que es el tema que más me gusta trabajar: calaveras, cuernos y mucha maldad.
Con las creaciones que realizo, en el ámbito de trabajador ‘mercenario’, quiero que aquel que hace un encargo quede satisfecho; tener la seguridad de haber plasmado lo que el cliente quiere o acercarme lo máximo posible. Como artista, siempre busco que aquellos que ven mi obra se sientan impactados o atraídos por ella de alguna forma, no sé si lo consigo, pero al menos es lo que pretendo.
El encargo más extravagante que he desarrollado, paradójicamente, fue el primero de todos. Recién acabé en la Escuela de Arte me pidieron que diseñara la pintura para un avión de acrobacias. El cliente quedó bastante satisfecho, por lo que volví a hacerlo con un segundo avión. Hace ya tiempo de eso y posiblemente viéndolo a posteriori sea un trabajo más que mejorable, pero la verdad es que mola mucho contar la anécdota y la experiencia. Así que, si ves volando por ahí un avión de acrobacias que se parezca a un dragón rojo, a lo mejor es el que yo hice.
Actualmente estoy completamente centrado en mis trabajos como ilustrador y diseñador, y la mayor parte del tiempo libre que tengo también lo dedico a lo mismo.
Para desarrollar mis ideas, busco inspiración en cualquier cosa: cine, música, historia, etc., en parte, porque son elementos y conceptos que la mayoría entiende, comparte y son fácilmente reconocibles en una ilustración. En los casos en los que tengo más libertad creativa suelo tirar de otros artistas que me gusten o que me hayan influenciado de alguna manera o de la que me empapado desde siempre. En trabajos que me atraigan menos busco inspiración (y ayuda) en la obra de otra gente e intento ver cómo solucionan ellos los problemas que se les plantean.
En cuanto a los métodos que uso, la inmensa mayoría de mis trabajos (por no decir el 100%) los realizo de forma digital. Sin embargo, la fase en la que planteo el concepto y presento algunos bocetos la desarrollo siempre con papel, lápiz y bolígrafo. Una vez me gusta el planteamiento paso ese boceto al ordenador y desde ahí trabajo poco a poco cada uno de los elementos que componen la ilustración. Casi siempre uso manchas de tinta o texturas de acuarela para darle un acabado más o menos manual e imperfecto, ya que no me suelen gustar los acabados excesivamente limpios. Aunque claro, cada encargo tiene su ‘modus operandi’ y nunca me encierro en ninguna técnica o estilo de dibujo.
El proyecto que estoy preparando ahora está enfocado al diseño de etiquetas de cerveza para varias marcas, y algunos posters para eventos relacionados con el tema. Por otro lado, ya le estoy dando vueltas al concepto del ‘artwork’ para un disco que creo me llevará bastante tiempo acabar.
En un futuro no muy lejano me gustaría preparar alguna exposición de ilustraciones más personales, en las cuales tenga libertad creativa total. Esos son los trabajos que me gustaría enseñar y mover por ahí.
No sé cómo acabaré evolucionando como ilustrador, diseñador o artista, ni tampoco tengo un objetivo concreto. Supongo que eso irá cambiando de forma natural. Creo que es bonito ver tu trabajo en retrospectiva, y ver cómo con el tiempo has cambiado como artista y, en definitiva, como persona sin siquiera planteártelo.
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