Adriana Berrocal

10 February 2020 Texto: Ana D La Luz.

            Adriana Berrocal tiene veinticuatro años y nació en Málaga. Creció impregnada de un gran ambiente fotográfico porque sus padres son fotógrafos. Según nos cuenta: “Me pasaba las tardes en un estudio fotográfico que tenían mis padres en Huelin. Mis dos hermanas, que ya eran mayores, trabajaban allí algunas tardes y mis padres se repartían el trabajo que entraba y lo compaginaban con trabajos externos, sobre todo en el ámbito del reportaje y la publicidad. Cuando llegó el digital, tenían que decidir: adaptarse o morir”.

            En un principio, a Adriana no le motivaba demasiado la fotografía, pero con el paso del tiempo se fue dando cuenta de que era necesaria en su vida. Mientras tanto, enfocó su vida académica en otras labores que no la acababan de convencer. Así que, una vez que hubo dejado de lado el pensamiento de cómo ganarse la vida haciendo una tarea, decidió estudiar Fotografía en San Telmo.

 

 

            Cuando le preguntamos qué significa la fotografía para ella, nos responde: “Para mí la fotografía es mi medio de expresión, no puedo escapar de ella. Si tengo un sentimiento que necesito expresar, solo me sale plasmarlo por este medio. También es mi manera de desconectar, y de mostrar a otros mi manera de ver la vida” y cuando le preguntamos por su preferencia por método analógico frente a otras formas de producción fotográfica, nos dice: “Porque me gusta estar con todos los sentidos en el momento de la foto, no estoy pendiente de lo que sale o no y por tanto conecto más con la persona que hay detrás. También me gusta el resultado final, el grano, el color. Puedo decidir el color que quiero según el carrete que elija, cada cámara me da un resultado diferente… claro que todo eso lo puedo conseguir en Lightroom, pero no disfrutaría igual”.

 

 

            El uso del método analógico le permite dejar las fotos prácticamente intactas, acentuando así la autenticidad de su producción. Su proyecto mejor guardado es “Paris, Je t’aime”, donde se procede a realizar una reinterpretación de la sensualidad de la mujer francesa en los años 60: “Tal vez porque fue el fin de una etapa, porque trabajé con mis compañeras y profesores de una manera muy cercana, porque me aportó mucha experiencia, y porque fueron los dos meses más caóticos de mi vida, diría mi proyecto final de grado”.

 

 

            En la fotografía de la joven malagueña se alternan los toques dulces con la cultura de la calle, del barrio. Su predilección es la fotografía de moda y “ese aspecto impoluto que transmite la fotografía editorial”.  Así mismo, su centro de inspiración son las mujeres y el mundo artístico que las rodea: libros, series, películas, fotografía… Aunque en la actualidad no vive de la propia fotografía, está segura de que podrá llegar a hacerlo algún día a través de la perseveración: “Hay momentos en los que creo que no vale la pena seguir intentándolo, que debería aceptar que esto es un hobby, pero me hace tan feliz, que mientras pueda, seguiré intentando vivir de esto. No sé de qué manera, tal vez termine siendo profesora de fotografía, pero de alguna manera necesito estar ligada a ella”.

 

 

 

 ADRIANA BERROCAL 

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