Jürgen Schadeberg

9 December 2023 Texto: Rando. Fotografía: son de Jürgen Schadeberg de cuando vivió en Malaga, exceptuando los retratos que sale el propio autor, como con Mandela y su esposa..


Uno de los grandes Fotoperiodistas en la Málaga de los 60

Autor de algunas de las fotos más icónicas del siglo XX, desde las de Nelson Mandela a alguna de las portadas para la revista Drum. En su trabajo y en su personalidad encarna lo que durante muchos años fue el ideal de fotoperiodista: el de una persona curiosa, cosmopolita, comprometido con la dignidad del ser humano. Es importante volver  a revisitar el trabajo de estos fotógrafos y volver a poner en el centro de nuestro trabajo al ser humano y su dignidad.

Y te estarás preguntando… ¿Por qué sale un artículo de este buen hombre en un Especial de Málaga si él era alemán? Pues muy simple, en los 60 se mudo a Málaga, en algun lugar cerca de Mijas, y su archivo de los años que vivio en Malaga es un tesoro enorme. Para muestra un botón, este reportaje. Y estad atentos porque durante 2024 se publicará un libro especifico de su fotografía en Málaga.

Decir que Jürgen Schadeberg es un hijo del siglo XX es una obviedad, pero en este caso es una verdad irrefutable. Un hijo del siglo XX que después de todos los horrores de la Segunda Guerra Mundial abrazó un humanismo que fue guía de su trabajo fotográfico. Realmente esta apuesta la hicieron muchos fotógrafos y artistas que querían construir las bases de un mundo más justo.

 

 

Nacido en Alemania en 1931, su infancia y adolescencia se desarrolló bajo el régimen nazi. “Un lento descenso al infierno”: así recordaba esos primeros años de su vida. Fue en esta época cuando aprendió el oficio de fotógrafo en la agencia Deutsche Presseagentur. En 1950 recala en Sudáfrica, donde se encuentra otra vez con la misma ignominia, un sistema que segregaba a las personas por su color de piel. Allí empezó a trabajar en la importante revista Drum (de la que fue director artístico y fotógrafo). Esta revista fue pionera en retratar la vida de las comunidades negras, todo con un estilo muy cuidado y rompedor para la época.

Fotografió muchos de los eventos fundamentales ocurridos en Sudáfrica en la década de los 50 como los desahucios de Sophiatown (donde se trasladaban a poblaciones enteras con la idea de reorganizar el territorio para básicamente el provecho de la población blanca). Uno de los momentos culminantes fue un juicio que sufrió por contravenir una ley que se llamaba de Inmoralidad que prohibía las relaciones interraciales. Drum propuso a Schadeberg que la cantante Dolly Rathebe fuera portada de la revista y este la fotografió en bikini en un vertedero de una mina de Johannesburgo, desencadenando el proceso judicial.

 

 

Después de varios avatares terminó por salir de Sudáfrica por la cada vez más dura represión. En 1964 llega a Londres donde siguió trabajando como freelance y fue en 1968 cuando recala en Andalucía concretamente en Torremolinos, una ciudad que ya tenía resonancia en la cultura popular británica. Desde que en los 60 Frank Sinatra fuera detenido en el Pez Espada, pasando una noche en el calabozo, se empezó a convertir en un lugar de referencia para el turista medio británico y en un modelo que copió gran parte de nuestra costa mediterránea y que acertadamente Jurgen definia como de “bebida barata y acceso a ella de forma ininterrumpida”.

En este ambiente a priori entre extraño, divertido y exótico, Jürgen encontró trabajo para la incipiente Look Out (revista en inglés centrada en la Costa del Sol) lo que le permitió desarrollar su trabajo fotográfico en la provincia de Málaga, moverse por la provincia y desarrollar su trabajo fotográfico en Torremolinos, Ronda, su famosa serie sobre los verdiales…

 

 

Volvamos al tema del “humanismo “para introducir un poco de contexto y es que esta idea fue eje de gran parte de la fotografía documental a lo largo del siglo XX y que todavía colea. En ella encontramos una exaltación de lo humano, de la vida y de las emociones. La fotografía empezará a deslizarse hacia la serie y hacia la idea de contar historias, lo que terminará solapándose con el fotoperiodismo y con su clásica disposición de imágenes en serie y su apoyo en textos. Definitivamente es una suerte haber tenido a un fotógrafo de tanto talento dando su visión de una provincia como Málaga que ya estaba en plena transformación.

Sus fotografías son nuestro archivo emocional, nos recuerda lo que éramos, de dónde venimos, creo reconocer rostros en algunas de ellas y este es el valor de estas fotografías el de fijar los recuerdos.

 

 

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