Igor C. Mendia

20 September 2023 Texto: Francisco Daniel Medina. Fotografía: Archivos varios personales de amigos de Igor.


Crónica de un corazón íntegro

Puedes ser rey por un día o puedes serlo durante toda una vida si por ello entendemos vivir haciendo lo que te gusta y rodeado de la gente a la que aprecias. Igor vivió como un rey la mayor parte del tiempo. Viajó todo cuanto pudo, asistió a los conciertos de casi todos sus grupos favoritos, comió bien, bebió mejor, y todo esto lo hizo siempre en compañía de sus amigos a los que adoraba. Algo se ha muerto en el alma y todas las guitarras eléctricas lloran. Desde Staf, como revista dedicada a la cultura, queríamos rendir un modesto homenaje a nuestro amigo y queríamos hacerlo, como no podía ser de otra manera, recalcando su faceta de agitador cultural. Ya, desde el instituto, Igor fue un tipo inquieto siempre apegado a las corrientes más underground y más alternativas. Para llevar a cabo este reportaje que pretende ser también un homenaje, hemos hablado con amigos y personas del mundo de la cultura que colaboraron con él a lo largo de su vida para sacar adelante proyectos siempre apegados a la filosofía punk, HxC, D.I.Y. y teniendo siempre a la música como última justificación. Y es que Igor era música, música en todos los aspectos imaginables, melómano incurable que vestía gorra y camisetas de grupos; incluso su voz tenía algo de aguda y melodiosa, era una voz un tanto aflautada que a veces contrastaba con su constitución física grande. Igor era música y, como escribíamos un poco más arriba, todas las guitarras eléctricas lloran, porque se ha ido una de esas personas que ha dejado una huella enorme en los que tuvimos el privilegio de conocerle y tratarle, porque te preguntaba por tus cosas, se interesaba por ti, porque era una persona que disfrutaba la vida y era capaz de contagiar su entusiasmo, porque siempre estaba proponiendo planes, porque era bueno y han quedado demasiadas páginas en blanco en el libro de su vida.

 

 

Todos los que han prestado su testimonio para este reportaje, coinciden en varias cosas. Una de ellas es que la música y la amistad fueron dos de los pilares fundamentales de su vida (también su familia, la que le trajo al mundo y luego la que él mismo formó) y otra es que era una persona divertida que irradiaba pasión por la existencia y bondad. Teniendo en cuenta que Igor dedicó la práctica totalidad de sus días a implicarse en diferentes tareas relacionadas con la cultura underground (desde ser dj en bares de Torremolinos y Málaga hasta montar conciertos), era relativamente sencillo y aconsejable intentar seguir un orden cronológico.

Así que primero viajaremos hasta la época del instituto. Corría el año 1992 y la música estaba cambiando y el mundo en general estaba viviendo un lavado de cara. El grunge, la MTV, el hardcore. Había una eclosión de varios estilos musicales que cambiarían y marcarían la vida de muchos jóvenes como fue el caso de Igor. Y a él le pilló en un epicentro cultural por muchos motivos, que era el pueblo de Torremolinos, abierto siempre culturalmente al mundo mucho más que cualquier otro punto de la península. Le recuerdo y vienen a mi mente grupos como Faith no more, NOFX, Beastie Boys, Biohazard, y podríamos seguir dando nombres hasta confeccionar una lista tan coherente como infinita. Coherencia es otra de las palabras que mejor le definían. Siempre estuvo apegado a la escena más punk, HxC, practicó sin tapujos y adelantándose a muchos la filosofía del Hazlo tú mismo, tuvo la iniciativa de arrancar proyectos aportando su granito de arena para hacer crecer una escena que, para él, siempre fue un estilo de vida.

 

 

Su amiga de la adolescencia Vero comenta que, al llegar al instituto de Torremolinos, experimentó un shock cultural al encontrarse a tantas tribus y grupos diferentes: “Ya sabes, eran los noventa y nosotros veníamos de un barrio mucho más pijo y de un colegio privado. Igor fue de las primeras personas a las que nos presentaron y ahí arrancó nuestra amistad”. Vero recuerda una sonrisa de bienvenida dibujada en el rostro de Igor, sus gafas y, sobre todo, sus pintas: bermudas anchas, camiseta también ancha y gorra casi siempre roja: “Ya llevaba alguna camiseta de grupos, la de NOFX era la más característica. Tenía una moto Suzuki, creo. Nos solíamos reunir en el bar del insti. Él adoraba el famoso bocadillo mixto que hacían allí. Desde el primer momento, nuestras conversaciones casi siempre eran de música y de conciertos”. Vero rememora con nostalgia que Faith No More era el grupo de Igor por excelencia, hasta el punto de que se encargó de grabar una copia de uno de sus discos a toda la gente del centro para que pudieran conocerlo: “Igor siempre te hablaba de grupos, Bad Religion, Fugazi, Bad Brains, Antrax, Kortatu, Pennywise, Los fabulosos Cadillac, Henry Rollins, Jane´s Addiction, Primus, Pearl Jam, Nine Inch Nails, era un melómano como pocos. Su tía Noemí nos contó que su primer casete fue de Queen, concretamente Live Magic”.

 

 

La amistad entre los dos amigos que se conocieron en el instituto de Torremolinos, un instituto repleto de tribus urbanas y de muchachos y muchachas cargados de ilusiones y de sueños, continuó afianzándose, teniendo siempre a las canciones como principal elemento aglutinador. Pronto empezaron a salir por los bares con otros amigos y a vivir nuevas experiencias: “La salida siempre empezaba en el New York con una jarra de cerveza y un chupito de menta dentro. El Hard Rock era la segunda parada. A veces Igor se colaba en la cabina del Dj y acababa pinchando. También solíamos jugar al futbolín en el Hard Rock, y ver los videos musicales que ponían en una pantalla enorme. También se hacían conciertos”.  Ya algún tiempo después, Vero recuerda que Igor empezó a pinchar en otro bar de Torremolinos, el Ratman. También nos habla de algún concierto allí y, sobre todo, de los que se hicieron de grupos Hard Core más tarde en El Molino del Cante.

 

 

Su amiga insiste en la pasión por la música que sentía Igor hasta el punto de que te podía contar la historia de su vida a través de las sensaciones que le provocaban ciertas canciones. Ella nunca había conocido a nadie con un conocimiento musical tan vasto. Y tampoco había conocido a nadie que tuviera una sensibilidad como la de su amigo. Vero nos cuenta una anécdota de su hermana Silvia con Igor que sirve para entender el enorme corazón que tenía: “Mi hermana Silvia estaba liada con un tío que pasaba de ella, pero con los complejos de la edad no era capaz de pasar página; en fin, un día el chico le pide que le acompañe a una floristería porque quería regalarle 18 rosas a una chica del instituto de la que estaba enamorado. Mi hermana Silvia le contó a Igor y a David Medina lo ocurrido, primero entre risas pero luego llorando. Por la noche se encontró 19 rosas de parte de Igor en la casa. Jamás nadie ha vuelto a conseguir que se sintiese tan especial”.

 

Allison

 

Pero Vero no fue la única amistad especial que Igor hizo en el instituto; también surgirían otros encuentros que marcarían la vida de Igor y que cambiarían, de paso, la escena cultural alternativa de Torremolinos. Uno de esos encuentros fue el que se produjo con otro joven también lleno de inquietudes y de amor por la cultura del skate, el surf, y el Punk rock. Hablamos de Pablo Casado del grupo Allison. La primera imagen que Pablo conserva de Igor es haciendo Bodyboard en la playa de la Carihuela: “El primer acercamiento ya vino en el Instituto. Recuerdo perfectamente el disco que nos unió: El Ritual de lo Habitual de Jane’s Addiction. No recuerdo si yo ya estaba tocando en alguna banda, imagino que sí. Hicimos migas y convencimos al director del instituto para que nos dejara pinchar música en el descanso. Montamos una radio en un cuartucho del edificio y radiábamos por los altavoces del patio. Te puedes imaginar, pinchábamos Fugazi, Nirvana, Pixies. Estábamos absolutamente todo el día hablando de música, e intercambiando casetes, vinilos y revistas”. Más tarde Igor puso el dinero para la primera maqueta de Allison (“Dialogue”) en el año 95: “Siempre estaba pendiente de nosotros, venía a todos los conciertos, nos hacía las fotos de promoción, y algún que otro bolo nos lo buscaba él. Amaba Allison, y nosotros lo considerábamos un miembro de la banda. Fueron unos años muy bonitos”.

 

Portada de Allison

 

Pablo hace alusión también con melancolía a que Igor se marchó sin que pudieran materializar algún proyecto: “Estos últimos años me insistía mucho en montar un bolo de reunión de Allison. Él era consciente de que era imposible, pero me lo seguía pidiendo. Le gustaba pincharme con eso”. Pablo nos comenta que cuando pasa por el instituto, por la Nogalera (donde residía antiguamente), o por Churriana, siempre se acuerda de él: “Igor nos dejó un legado en forma de amor por la música. Me ha venido a la cabeza aquella vez que fuimos a Madrid a ver a Faith No More en el 94. Éramos muy fans de ellos, y teníamos a Patton en un altar. El bolo fue tremendo, sala pequeña, 400 personas. Al salir a la calle, nos cruzamos por sorpresa con Patton, que iba super puesto. Yo me quedé petrificado; imagínate. Y va el cabrón del Igor y lo asalta y se pone a hablar con él de tú a tú como si fueran colegas. Por descontado, yo no abrí la boca en todo el encuentro (soy un puto melómano)”. 

 

 

Y saliendo ya un poco de Torremolinos, Igor tuvo encuentros con algunas personas que, además de ampliar su círculo de amistades, propició que aflorasen en él las ganas de embarcarse en nuevos proyectos. Fue crucial conectar con gente de Málaga que le proporcionaría motivaciones y herramientas nuevas. Una de esas personas fue Juan José Moya de Staf el cual, al ser preguntado por la primera cosa que le venía a la cabeza al pensar en Igor, recuerda un montón de anécdotas, pero en especial conversaciones acerca de música, de la vida, que generalmente iban acompañadas de una buena comida, como las inolvidables del Tano. También hace mención a los conciertos que montaban al principio de todo, el poder compartir el día a día con los miembros de bandas a las que admiraban, la complicidad y el aprendizaje, los viajes a ver Entombed a Granada, al Fury Fest con Óscar, el de Donostia con la máquina de hacer perritos calientes, o el último viaje que fue cuando Igor les acompañó a Berlín para arrimar el hombro con la expo de FTC, con Tommy Guerrero, Tortoise…. En palabras de Juan: “Aquello fue memorable. Y, por supuesto, no me puedo quitar de la cabeza las dos últimas veces que lo vi en persona, cuando almorzamos en el restarurante chino de la estación hace unos meses y cuando vino a la expo de los 25 años de Staf en la universidad”. Y continúa recordando momentos que no volverán y que, por su sencillez y espontaneidad, son los que marcan y definen nuestras vidas: “Por otro lado, es imposible no pensar en los primeros encuentros, cuando nos conocemos. Así a botepronto, me vienen tres recuerdos: estar viendo conciertos del Party Party, Hardrock, etc., poniendo música en el Ratman en Pueblo blanco (Torremolinos) y, en tercer lugar, me viene a la cabeza el viaje a Madrid para ver a Pantera y Downset en el bus del Lemmy. Ahí nos conocimos y rápidamente conectamos, porque mientras el 100% de la gente iba a ver solo a Pantera, nosotros nos moríamos de ganas por ver a Downset. Éramos una minoría los que queríamos ver a Downset, aquellos que ya estábamos inmersos en las subculturas del Hardcore, el Skate, el Surf, y que éramos superfans de grupos como los Suicidal Tendencies. Eso propició la conexión. Ten en cuenta que somos de una época, principios de los 90, que si ibas por la calle y veías a alguien con pintas de skater, o era skater o hardcoreta, y automáticamente te hacías amigo de esa persona, éramos cuatro gatos, literalmente”.

 

viaje a Entombed y Machine Head a Granada

 

Juanjo se involucró en numerosísimos proyectos con Igor. Empezaron a organizar conciertos e Igor iba a casi todos. No sólo le gustaba el hardcore, era un melómano consumidor de todo tipo de música, era sobre todo una persona curiosa y con mucho apetito de cultura nueva, según nos cuenta Juan. “Creo recordar que el primer bolo que hicimos como Ball Of Fury (*), o bien fue el de Pitfall en el Ratman o Alarma Social en el Oxido. Luego vinieron los del Molino del Cante (Stormcore, Manifesto, Down for the Count), y unos cuantos más en el Underground, en la Sala Factoría, Inoxidable, Abisinia (Double US, Like Peter At Home, Versvs, Botch, Indecision). Fue en uno de estos conciertos del Abisinia, donde empezamos a hacerlo conjuntamente por primera vez, y si no recuerdo mal creo que fue el de 25 Ta Life”. Luego Juan dejó de hacer conciertos para centrarse en la revista, exposiciones, edición de libros, el sello discográfico, e Igor siguió con el nombre de Ball of Fury. Juan cuenta que le ayudaron más con las giras, como Indecision y Milhouse, Commin Correct, mientras Igor se encargaba específicamente del bolo en Málaga, normalmente en Abisinia. El director de Staf opina que lo mejor fue que Igor cogiera el testigo de la organización de conciertos en la escena hardcore de la capital malagueña, y que siguiera promoviendo un montón de conciertos como Madball, Sick Of It All y tantísimos otros. También cuenta que el camino nuca fue fácil y que tuvieron que sortear todo tipo de dificultades porque no tenían dinero y porque prácticamente iban descubriendo e inventando a la vez que hacían el trabajo: “Pero eso era lo bonito. De haber sido fácil, no habría sido lo mismo”.

 

Indecision en el Inoxidable

 

Indecision con Artie de Milhouse cantando. Abisinia

 

Por último, Juan revive con nostalgia en la mirada, como a raíz del paso de ambos por diferentes razones por el hospital, retomaron un poco más el contacto: “Quedábamos para comer y teníamos charlas muy interesantes. Recuerdo que le había gustado lo de Salvia que hicimos y me decía que le hacía mucha ilusión crear un festival y sabía que estaríamos ahí para ayudar en lo que fuese necesario. Yo le hablaba de SUMA, el festival de música que creamos hace un año Juani y yo, y le gustaba mucho la idea. Y una pena que tengo es que queríamos que él fuera la tercera persona en el equipo de Suma, porque Igor entendía esa música “rara” como nadie. Y teníamos pendiente hablarlo. Se lo dije por WhatsApp, le dije que teníamos que vernos para contarle una cosa que le iba a gustar, pero eso nunca ocurrió lamentablemente”. Por último Juan José recalca que el principal legado de Igor, dentro del círculo de personas que tuvieron el privilegio de conocerle en su faceta de trabajador por la cultura, fue su mentalidad abierta, cosmopolita, su inquietud por hacer cosas y sus ganas de trabajar duro, como buen vasco que era. Torremolinos fue un canal a través del cual entró mucha de esta cultura que provenía de Norteamérica, toda la cultura del skate, el surf, el punk, a Málaga. Muchas familias de otros puntos de España y del extranjero, como la de Igor, en un intento por tener una vida mejor, arribaron a Torremolinos y allí se mezcló gente de diferentes procedencias, culturas, que hablaban distintos idiomas, y, entre todos y gracias a ese aperturismo que no tenía Málaga, crearon una comunidad más moderna y abierta a nuevas tendencias. Juan considera muy importante destacar que el carácter y la imagen cosmopolita de Málaga viene, en gran medida, de la vida en Torremolinos durante esas décadas.

 

 

* “Ball Of Fury” era el nombre del fanzine que hacíamos Encarni y servidor, hicimos dos números, tambien vendíamos discos por correo y en conciertos, y era el nombre que le poníamos como “organizadores” a los giras de los grupos que los dos traíamos a malaga y que luego les organizábamos el bolo entre unos cuantos amigos que todos ayudabamos, los componentes de la banda Staydown y algunos de nuestros amigos con los que compartíamos nuestra vida e inquietudes casi a diario; Igor, Juani, Eva, Alex, Vero, Francis, Kiko, Miguel, Raul, etc…

Más tarde, y por motivos que quizá tuvieran que ver con la política, cambios sociales, o que en el fondo es cierto que el mundo se mueve un poco por ciclos, hubo una época de parón, más oscura, en la que cerraron bares en Málaga y Torremolinos donde se apoyaba este tipo de música y los conciertos, y la gente se apagó y se dispersó un poco en general. En esos años nos acordamos de 25 Ta Life en el balneario, entre algunos otros conciertos. Y pronto habría un resurgir que supondría la venida nuevamente de estas corrientes musicales y culturales que se establecerían ya para siempre.

 

25 Ta Life en Malaga a finales de los 90

 

Uno de los proyectos más ilusionantes en los que se involucró Igor fue el Bar Sonic junto a algunos de sus mejores amigos. Hemos tenido ocasión de hablar con David Medina que se implicó con él, no como socio, a diferencia de Juan Diego y Yuti, pero sí en la reforma, pintura del local, decisión del nombre e incluso el logo. Todos los que conocimos el Sonic sabemos que aquello trascendió el concepto de bar, fue un sueño hecho realidad, y para los malagueños y amigos amantes del rock supuso, durante sus años de vigencia, una casa, un templo, un santuario, donde asistimos a conciertos, celebramos cumpleaños, las famosas Staf Parties, vivimos una vida paralela entre risas y cervezas, e incluso se quemó una novela de un servidor titulada “Cuando las luces de la ciudad se apaguen” editada por Staf (con el consiguiente riesgo para el local y sus parroquianos) después de presentarla esa misma tarde: “El Sonic fue un lugar tan representativo de la escena underground en nuestra provincia, y lo que se vivió allí fue tan increíble que daría para un libro. Había gente que casi vivía en el Sonic. Aparecían el jueves por la noche y los veías viernes, sábado y domingo. En alguna ocasión, incluso se quedó algún borracho en el baño encerrado y durmió en el bar hasta el día siguiente. Eso sí, priva no le faltaba. Era un club y una familia. Y, sobre todo, era un sitio donde se ponía la música que nos gustaba y se hacían conciertos que no podías encontrar en ningún otro garito de Málaga”. David habla del Sonic y de sus recuerdos allí con Igor, con su amigo del instituto, como si hubiese sido una prolongación natural de las inquietudes de ambos y de la relación que mantenían con los conciertos, la música y con la noche. Era la excusa para reunirse con toda la gente a la que apreciaban, para estar siempre rodeados de su crew. Yo, que pasé un cuarto de mi vida en el Sonic, doy fe de todo lo que relata Medina hasta el punto de que, a veces, cuando rememoro momentos de aquella etapa de nuestras vidas, me autoconvenzo de que fue un sueño.

 

 

Y siguiendo con la historia, era cierto que en Málaga se estaban haciendo cosas, que había conciertos, pero, en el fondo, los amantes del hardcore que habían vivido una primera época dorada, echaban en falta más bolos del estilo, que vinieran primeros nombres del Hardcore otra vez a la capital de la Costa del Sol. Y entonces se produjo otra colisión mágica entre personas, hablamos del caso de Iñaki e Igor, que resucitó la escena Hardcore de Málaga hasta ponerla nuevamente en plena forma.

Iñaki regentó un bar en el centro que acabó convertido en lugar legendario llamado Modernícolas y, entre otras muchas cosas, llegó a tener una larga y fructífera relación con Igor, primero personal y de amistad y luego profesional, si se admite que la profesión consistía en organizar bolos por pasión, para traer a las bandas que ellos querían disfrutar pero que nadie traería, aunque ello supusiese terminar poniendo dinero de sus bolsillos. Pero precisamente eso, ese nivel de admiración por la música y por sus artífices era lo que les definía. Podría decirse que ellos vivían su propio sueño, que aquella era su propia fiesta y que les quiten lo bailao. Cuando le preguntamos a Iñaki por lo primero que le viene a la mente al pensar en Igor nos dice: El Sonic, en Juan de Padilla, 03:00h de la mañana, 4 o 5 tíos pasándonos un litro de kalimotxo (la economía no daba para más) y calentándole la cabeza a Igor para que nos pusiera música, él se reía y nos decía que éramos unos tiraos y que no iba a poner otra vez a los putos Pro Pain”.

 

 

Cuando entramos en materia para hablar de los proyectos en los que estuvieron involucrados, Iñaki nos cuenta que conoció a Igor yendo a los conciertos que montaba en la época de Ball Of Fury, a mediados de los 90 y confiesa que siempre quiso imitarle: Sin él, seguramente yo nunca me habría dedicado a montar conciertos como lo he hecho, dejándome llevar más por el corazón, por la pasión, que por lo económicamente rentable. Con él, creamos MALAGA HXC allá por 2013”. Una noche, en Velvet, hasta el culo de birras, estuvimos hablando de aquellos años de Abisinia e Inoxidable, de aquellos bolazos de Pitfall, Like Peter At Home, Vervs, Arkangel, Undying o sus adorados Indecision, y quedamos en hablar esa semana para ver si montábamos algo por los viejos tiempos”. Iñaki continúa recordando que el sueño se les puso a tiro porque, por aquel entonces, él acababa de pillar la antigua sala Vivero con otros colegas, y la posibilidad de montar bolos de bandas que les gustasen, en una sala de verdad, era una idea que les flipaba: “Esa misma semana me llamó, y montamos nuestro primer bolo bajo MÁLAGA HXC, con bandas de terruño y colegas de Málaga. La experiencia fue la polla, lo disfrutamos como putos críos y aquello fue el pistoletazo de salida para la mayor ruina en la que me he metido (risas), éramos dos chalados muy flipados y tirando de préstamos del banco (en mi caso al menos) que se liaron a traer todo aquello que se les ponía en el radar, sin importarles la palmada. Y créeme que palmamos mucha pasta, pero curiosamente nunca hemos discutido por dinero. Hemos discutido por hacer cosas mal, carteles ortopédicos o promociones nefastas, pero jamás por dinero y eso es algo que siempre me gustó de Igor, era un tío que apechugaba con su parte y tenía una honorabilidad a prueba de bombas”.

 

 

Iñaki lamenta que se quedaron cosas por hacer, proyectos acerca de los que los dos habían hablado pero que no llegaron a fraguarse: Esto es algo que hablamos muchas veces en los últimos años, lo teníamos claro, había dos cosas que teníamos que hacer y no se hicieron. Por un lado, un concierto reunión de Allison en el Eduardo Ocón, era un tema con el que nos gustaba jugar una y otra vez, volver a montar conciertos como aquellos Málaga Crea de los 90 en aquel recinto. Tanto Igor como yo éramos muy fan de estos cabrones, como sabrás Igor les editó su primera maqueta, aquel magiquísimo Dialogue que nos voló la cabeza a todos. Por otro lado, no parábamos de especular con la idea de traernos a NOFX a Málaga. NOFX es mi banda favorita, e Igor nunca los había visto en directo, así que tonteábamos con el tema hasta el punto de que les tiramos la caña un par de veces, sin que llegase a cuajar. Como anécdota triste te diré que teníamos las entradas para ir a verlos a Barcelona, a su concierto de despedida, obligué al gordo a pillar su entrada para poder verlos de una puta vez (estaba muy rallado con el tema de ir a Barcelona, la diálisis que tenía que buscar por allí y movidas varias suyas de salud). Se la compró, pero nunca fuimos, se me murió el cabrón antes. Y me jodió la vida, porque yo tampoco fui, no podía imaginarme allí sin él”. Iñaki se emociona cuando recuerda ese bolo al que nunca pudieron asistir, cuando habla acerca de esa deuda que tenían con NOFX y que nunca llegaron a saldar, y nos comenta que el principal legado que dejó Igor a los que tuvieron el privilegio y la suerte de tratarle fue su amor incondicional por la música, y el hecho de entenderla como una forma de vivir, de sentir y relacionarse con el mundo. Iñaki destaca de Igor eso y su curiosidad infinita y contagiosa.

 

 

Más arriba mencionábamos a través del testimonio de Juan de Staf que Igor era mucho más que hardcore. Prueba de ello es la relación y el contacto activo que mantuvo siempre con gente de otras escenas musicales como el hip-hop. Y también los que le conocieron desde estos otros ámbitos, coinciden en su bondad y en su hambre por descubrir cosas y compartirlas, también en su voluntad constante por arrimar el hombro.

Apa, por ejemplo, le recuerda por primera vez en Torremolinos, cuando en los 90 los raperos, los alternativos, los heavies, los punks, estaban más unidos y menos segregados. Nos cuenta que él no llegó a involucrarse con Igor en demasiados proyectos musicales, sino que más bien admiraba lo que este último hacía, e iba a los conciertos que organizaba, del mismo modo que Igor iba a los suyos: “Me habría gustado organizar algo con él, no sé decirte exactamente qué, pero que incluyese rock y rap, y nunca lo hicimos”. Apa tiene muy claro, al igual que casi todas las personas con las que hablamos para este homenaje, que el legado principal de Igor fue el ayudar a los demás a conocer más cultura y más grupos, el de ser un referente.

 

 

Una de las facetas más importantes de Igor fue la de promotor de conciertos. Por eso, en este reportaje, nos parecía imprescindible contar con el testimonio de algún miembro de alguno de los grupos que Igor trajo a Málaga o ayudó de alguna u otra forma.

La gente de Versvs, banda hardcore madrileña, recuerda que conocieron a Igor allá por el año 1996, cuando la gente del fanzine Ball Of Fury (que acabaría siendo Staf Magazine) les llevó a Down For The Count a tocar al legendario Molino del Cante en Torremolinos. Luego Versvs dieron su primer concierto en el bar Inoxidable en el barrio malagueño de Santa Paula, junto a Indecision. Al pedirles que nos hablaran de su relación profesional con él, relación promotor-grupo, destacan la relación de amistad por encima de cualquier otra cosa. Nos responde Gonzalo, miembro de Versvs y gran amigo de todos los que en Málaga hemos estado siempre de alguna u otra manera involucrados en la escena Hardcore: Para nosotros siempre fue un colega más de la vieja escuela hardcore de Málaga, con la que desde mediados/finales de los 90 siempre me ha unido una relación muy especial (siendo yo de Madrid). De hecho creo que, aunque nos montó varios conciertos en garitos por allí (Abisinia), nunca le vi como un promotor, sino como un amigo más que montaba conciertos. En aquellos tiempos la escena era así, la figura del “promotor” llegó mucho después. De hecho creo que en ese rol ya más profesional, por decirlo de alguna manera, sólo nos montó un concierto, en el año 2006 en la Sala Vivero, junto con Arkangel y Length Of Time. Y nos acogió en su casa de Churriana y nos agasajó como siempre había hecho. Pero, como te comentaba, la relación profesional como tal nunca existió, no firmamos nunca un contrato con él ni intercambiamos más de cuatro emails, era una llamada de teléfono, y listo. Para nosotros siempre fue un amigo más, ten en cuenta que nos conocimos en la época en la que el hardcore aún no era un business, era una cosa de unos pocos inadaptados locos por la música, y no había ni promotores, ni marcas de alcohol (ni de nada) patrocinando, ni mucho menos festivales (aparte del de Sant Feliu o el de Ieper). Además, yo personalmente no sólo coincidí con él cuando iba con mis bandas a tocar allí, sino yendo también de conductor con otros grupos o los incontables fines de semana, puentes, vacaciones y escapadas que he pasado en Málaga desde hace 25 años ocupando casi siempre sofás de colegas. La verdad es que Igor era un tío encantador, con el que te reías mazo, y con el que podías pasar horas y horas hablando de música”.

 

Blowfuse en Velvet

 

También hablamos con la gente de Blowfuse cuyo recuerdo de Igor coincide con el de otras bandas: “Si no recuerdo mal lo conocimos en 2013, cuando apenas habíamos sacado nuestro primer disco ‘Into The Spiral’ y estábamos en proceso de organizar nuestra primera gira como Blowfuse. En aquella época nos dedicábamos a recopilar contactos a través del boca a boca, así que alguien nos debió pasar el suyo y el de Iñaki. Luego fue tan fácil como enviarle un email y se encargó de organizar nuestro primer concierto en el sur. Por supuesto, es fácil reconocer a un promotor que disfruta con lo que hace, e Igor siempre nos dio esa impresión. Se notaba que era un fan de la música, siempre dispuesto a compartir sus gustos y anécdotas”. Los chicos de Blowfuse recuerdan que con él era fácil cruzar la línea entre la relación profesional y la personal: “Recordamos el buen trato que nos ofreció desde el principio, siempre atento de que estuviéramos cómodos y no nos faltase de nada. Creo que una imagen vale más que mil palabras, y la foto que os hemos pasado para el reportaje ilustra a la perfección la pasión que tenía por la música. Juraría que estábamos tocando una cover de Minor Threat. Fue un bonito momento que marcó el inició de una amistad entre promotor y banda. Y, por supuesto, desde ese primer concierto organizado por Málaga HXC, el sur ha sido una parada obligatoria en todas nuestras giras”.

 

 

Marco Serrato (Orthodox) fue uno de los músicos que, por mediación de la banda, también conoció y trató a Igor: “Por desgracia no traté a Igor todo lo que me hubiera gustado. Le conocí, como a tanta otra gente, en alguno de los conciertos que Orthodox hemos dado en Málaga, y luego algún contacto a través de Facebook. De lo que me percaté rápido es de que era muy querido entre la camarilla malagueña, y cuanto más charlaba con él más entendía por qué. No es fácil dejar esa huella entre tu gente. Era un tío de trato fácil, buena disposición y muy buen humor. Justo el tipo de persona con el que te gusta encontrarte cuando sales por ahí a tocar. La última vez que lo vi fue en el Night Creatures Fest que organizaron en Torremolinos junto a Pound y Teething. Lo organizaron en la peña flamenca de allí y yo estaba encantado. Pude tomarme una cerveza con él y charlar un rato. Recuerdo que era su móvil el que usábamos para poner música por la PA en los previos. Ya te digo, le recuerdo siempre sonriendo, ojalá hubiera podido conocerle mejor”.

 

 

Los testimonios de las personas con las que hemos hablado (que no son todas las que tuvieron alguna relación con él teniendo a la cultura como excusa y, por tanto, pedimos perdón si se nos ha escapado alguien) nos sirven para dibujar un retrato preciso de nuestro admirado amigo que, en el fondo, era lo que nos habíamos propuesto hacer. Igor fue una persona inquieta, comprometida, que dejó huella en todo aquel que se cruzó en su camino, que respiraba música, irradiaba música entendiéndola como una forma de vivir, dándole importancia al mensaje y la filosofía detrás de lo que oía, a la actitud. Nunca dejó de tener una posición crítica ante todo aquello de lo que se empapaba. Su actitud ante la vida fue la de una persona curiosa que nunca apartó sus decisiones de una senda apegada a valores como la honestidad, la amistad y la familia. Todas las personas que han participado han coincidido en muchas cosas y una de ellas es que Igor fue para ellos y seguirá siendo un referente. Hasta aquí este pequeño homenaje que hemos querido dedicarle desde la que siempre fue también su casa. Amigo Igor, te lo mereces ya que entendiste la vida como una lucha apasionada y activa para conseguir cambiar, en la medida de lo posible, tu entorno para mejor. Una vez, como se ha contado más arriba, Igor compró 19 rosas para regalárselas a una amiga que estaba pasando por un mal trago, y hoy nosotros cortaríamos todas las rosas del mundo y nos clavaríamos una a una sus espinas si con eso consiguiéramos que nuestro amigo volviera a estar entre nosotros, irnos con él de birras y disfrutar de un buen concierto. Estés donde estés, grábales a la peña cintas de Faith No More, disfruta de un buen bolo y una buena comida, quítate la gorra y saluda por si por casualidad pudiéramos verte desde aquí abajo, desde este lugar en el que has dejado un agujero tan hondo como el que habría dejado el propio sol si se hubiese descolgado del cielo. Descansa en paz, amigo. Y, recuerda, lo primero que haremos cuando todos los que hemos participado en este homenaje partamos también hacia ese lugar incierto, será buscarte para darte un coscorrón por haberte marchado antes de tiempo seguido de un abrazo de alegría.

 

    

 

Nota editorial:

Queremos destacar la importancia que le hemos conferido a la portada que ha sido el resultado de la colaboración entre dos creativos malagueños a los que queremos y admiramos muchísimo. Hablamos de Alex Trece y Armando Gil. 

En este sentido, queremos destacar que la mencionada portada tiene la versión en web que todos conocemos, y una edición limitada en art print de gran calidad cuyos beneficios, provenientes de su venta, irán destinados a Fundación Olivares para su objeto social. Fundación Olivares lleva más de 13 años ayudando a mejorar la calidad de vida de los niños y niñas y adolescentes enfermos de cáncer y/u otras patologías crónicas graves y sus familias a través de un amplio programa asistencial gratuito. Podéis conocerlos mejor a través de su página web: www.fundacionolivares.org

Es una edición muy limitada que podrás encontrar online en nuestra ONLINE SHOP en los próximos días y, si quieres hacerte con ella, acercándote a un punto físico, podrías acudir en Málaga al estudio Trece tattoo en calle Carretería, y en Torremolinos en Trece tattoo (calle San Miguel 11). Somos conscientes de que a nuestro amigo Igor le hubiera hecho una ilusión enorme, seguro que nos está viendo y aplaudirá esta iniciativa.

 

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