CSA Las Vegas es un joven proyecto autogestionario en la ciudad de Málaga. En un principio está enfocado al punk y a todo lo que lo rodea, pero con intención de abrirse a cualquier experiencia cultural autogestionaria y de base. Málaga es una ciudad rica en este tipo de proyectos que están fuera del radar institucional, pero que son los que crean una base de gente involucrada en cambiar las cosas. El hazlo tu mismo es la mayoría de las veces la herramienta más potente que tenemos para intentar cambiar o boicotear el statu quo de esta ciudad que nos ha tocado vivir. La entrevista ha sido contestada por Ale y Andrés miembros de la asamblea del CSA .
¿Cómo y por qué nace el CSA?
Resulta un poco difícil contestar a esta pregunta, puesto que yo empecé a formar parte del colectivo del CSA Las Vegas un par de meses después de haberse iniciado el proyecto.
Pero, a pesar de ello, sí puedo decir que como colectivo siempre hemos hablado y compartido durante nuestra trayectoria la importancia y los propósitos de crear un espacio de índole underground en Málaga.
En 2018 se constituyó una asamblea en Málaga de la cual formaron parte personas dedicadas a la hostelería, con bares, locales, personas que se dedicaban profesionalmente a la música, etc., y entre ellas, algunas que actualmente forman parte del CSA (muy pocas en relación a la cantidad de asistentes que hubo en esa primera asamblea). No hubo un punto de convergencia sobre crear de cero un Centro Social Autogestionado, puesto que había personas que no sabían lo que era, ni comprendían lo que es dedicarse a un proyecto como este sin que se les reportase beneficios (recordemos, había muchas personas vinculadas a la hostelería y demás, y la dinámica de alquilar salas a grupos underground y DIY era bastante más de corte tradicional-empresarial, lo cual no encaja en absoluto ni en ideología ni el funcionamiento con lo que debiera ser un CSA). Puede que a esta iniciativa no se sumasen todas estas personas porque entendieran el CSA como un intruso dentro de lo que, hasta ese momento, era la escena de música en vivo en Málaga, ya que hacían negocio de el.
En definitiva, a pesar de no haber cuajado demasiado el proyecto en esa primera asamblea, se juntaron unas personitas que sí tenían claro el motivo por el cual seguir adelante con ello: La necesidad de Málaga respecto a la escena musical y cultural en un contexto en el que las salas que más habían acogido a grupos underground habían dado el cierre, así como el poder dar cabida a las propias inquietudes y proyectos que, de otra manera, no se podrían haber llevado a cabo.
¿Qué significa la filosofía de DIY en un proyecto como el del CSA?
Básicamente debe suponer la deconstrucción de la metodología tradicional de funcionamiento para apostar por la autoorganización de personas en pos de crear espacios y redes de cooperación acorde a nuestra ideología y convicciones sociales.
Es necesario que este tipo de espacios sean concebidos como lugares en los que podamos autoorganizar y autogestionar nuestras propias vidas, que de por si están inherentemente adheridas a un sistema socioeconómico que no nos representa, y del cual no queremos formar parte.
Esta desvinculación nos permite, mediante el DIY, apostar y dar visibilidad a aspiraciones y proyectos tanto propios como ajenos, tanto vinculados al CSA como en el plano más personal, pues el DIY llevo de la mano consigo el apoyo mutuo entre personas.
En este sentido, tratamos que el CSA Las Vegas sea un espacio comprometido con proyectos autogestionados, siendo así una gran alternativa a las tradicionales salas de conciertos cuando nos referimos al tema musical. Hemos conseguido romper esa dinámica capitalista de querer acaparar hasta el último resquicio de la cultura underground, pues hemos abierto opciones a grupos que querían darse a conocer o girar por España, pasarlo bien con nosotrxs, etc. Por ello, el poder dar cabida a todos estos grupos ha sido como incrementar nuestra familia, puesto que hemos estrechado relaciones, tejido redes, conocido amigxs de partes de todo el mundo, etc.
Históricamente Andalucía ha sido un territorio rico en experiencias autogestionarias, tanto culturales como políticas. ¿En qué perspectivas se instala el CSA?
Es innegable que el CSA Las Vegas tiene influencia de otros centros y proyectos autogestionados, dado que todxs los que componemos el colectivo llevamos años moviéndonos en este panorama. Conocemos las experiencias previas que ha habido en Granada, Sevilla, Almería, etc., pero no nos podemos comparar, ya que son proyectos con una larga trayectoria y experiencia y nosotrxs somos jóvenes aún. Además, la propia riqueza cultural de la cual está dotada Andalucía hace que ninguna experiencia se pueda vivir igual en sus diferentes ciudades.
Igualmente, el tener tan cerca todos estos proyectos y ver que funcionan ha sido un gran aliciente a embarcarnos en este proyecto, y así poder dotar a Málaga de esta experiencia.
Es cierto que no es algo que llegue solo. Hay que ponerle mucho ímpetu, ganas, esfuerzo, horas… Y creemos que poco a poco nos estamos haciendo bastante hueco.
¿Cómo se organiza el colectivo del CSA?
Nuestra organización se basa en la horizontalidad en lo que respecta a funciones que tenemos cada persona, toma de decisiones, cooperación, gestión del espacio, etc. Cualquier decisión a tomar pasa por las asambleas, que hacemos de manera periódica, y donde llegamos a un consenso mediante el diálogo, debates, etc. Todo ello se recoge en actas, que tomamos como referencia para saber de dónde partimos hasta donde hemos llegado, y compartimos con el resto de personas del CSA que no hayan podido asistir.
Una de las dinámicas características cuando vamos a llevar a cabo un evento es el reparto de tareas por grupos, dependiendo de las personas del colectivo que puedan asistir. Nos comprometemos con bastante tiempo de antelación sobre nuestra asistencia y con lo que cada unx pueda aportar, como ser técnicx de sonido de ese evento, hacer comida, controlar el aforo, ofrecer espacios para dormir a los grupos que lo necesiten, y una larga lista de tareas que controlamos a través de tablones de tareas.
El reparto de estas tareas hace que podamos (o al menos intentamos) cubrir todas las necesidades que tenga cada persona que venga al espacio, tanto como si pertenecen a bandas como si no (por ejemplo diversidad funcional o intolerancias alimenticias).
¿Cuántas personas hay involucradas en el proyecto?
Somos alrededor de unas 16 personas, unas veces más y otras veces menos, dependiendo de la situación personal de cada unx, pero siempre tratamos de que haya un mínimo para cada evento, así como de que exista equilibrio y las tareas no recaigan ni sean responsabilidad de una sola persona, evitando desbordamientos.
¿Qué cosas debería respetar una banda para tocar en el CSA?
Durante el tiempo que llevamos con este proyecto, han pasado multitud de grupos. Mediante esta experiencia, hemos ido viendo que algunos no eran afines a nuestras ideas, por lo que poco a poco hemos ido constituyendo una serie de debates y temas por los cuales decidimos que toquen aquí únicamente aquellos que compartan nuestros mismos ideales y entiendan qué es y cómo funciona un CSA.
También nos fijamos e indagamos en quiénes son, el bagaje del grupo, dónde han tocado, personas en común, referencias si no los conocemos, pero nos basamos en la confianza y la depositamos una vez y, dependiendo de la experiencia, la volvemos a depositar en quien a nosotrxs, como colectivo, nos aporte. Al final, ¡incluso acabamos siendo amigxs!
Por tanto, para que una banda venga a nuestro espacio, no consideramos que haya que poner en adelanto un filtro de requisitos o de normas para que estemos todxs a gusto, porque nos preocupamos de que quiénes queramos traer o queramos que venga esté en nuestro mismo espectro.
En la ciudad contemporánea, repleta de dispositivos de control capitalistas ¿qué representa el CSA?
El CSA representa una alternativa no capitalista en la que el único requisito para venir es darte de alta como socix. Nosotros no vendemos ni movemos esa información, pero sí que es necesaria porque estamos bajo el amparo de normativas autonómicas que, al final, sugieren cierto control de la actividad que llevamos a cabo. Este control es de obligado cumplimiento debido a no ser un centro ocupado, pero para nosotrxs representa una herramienta para cubrirnos las espaldas y poder seguir con nuestras actividades (una medida a la que nadie se ha opuesto, realmente). Aquí nos da igual la procedencia y datos personales de las personas y entendemos que haya personas a las que no les guste, pero es un requisito indispensable para poder seguir funcionando.
Vuestra programación en un principio es esencialmente musical ¿qué otros proyectos queréis desarrollar?
Estamos desarrollando actualmente un cinefórum donde proyectamos películas y documentales con su posterior debate, de manera que así damos cobertura a diferentes inquietudes que puedan tener esas personas que no se sienten atraídas exclusivamente por los conciertos. Por ello intentamos crear y desarrollar actividades acordes a esas demandas y necesidades que se nos plantean, siempre que tengan cabida en un espacio como el nuestro, de manera que podamos entablar comunicación y feedback, dar y escuchar diferentes puntos de vista, aprender de todo ello…
También hemos hecho en alguna ocasión mercadillos artesanales para dar espacio y visibilidad a personas que se dedican a ello, e incluso eventos benéficos para santuarios de animales, charlas informativas sobre activismo vegano, etc.
¿Es el CSA una especie de laboratorio vital?
Las experiencias que creamos y vivimos en el CSA nos suponen una manera de avanzar como colectivo, pero sobretodo como personas, pues llevamos a cabo actividades que, si bien no son per se un ejercicio de activismo a pie de calle como tal, si que se da lugar a reflexionar, adquirir e incluso aprender sobre el punto de vista de otras personas sobre diferentes temáticas.
Desde el punto de las personas que vienen a visitarnos, creemos que también les es un espacio por el que apostar, ya que no solo conocen personas del colectivo y de la zona, sino que se acaba convirtiendo en un espacio al que quieren volver y apoyar porque la experiencia que viven con nosotrxs les ha resultado positiva y enriquecedora respecto a su propio crecimiento.
No somos una sala de conciertos o un espacio de fiesta u ocio esporádico.
En el plano personal ¿Qué significa participar en un proyecto así?
Para mí ha sido crucial formar parte del colectivo que conformamos el CSA Las Vegas, dado que sin todxs ellxs me hubiese sido muy difícil crear una red de afinidad y de amistad en Málaga cuando llegué desde Almería. Me acogieron con los brazos abiertos, aun conociendo solo a un par de persona del colectivo. Por otra parte, me ha generado necesidades de autosatisfacción y autorrealización, tomando como referencias las nuevas amistades que he hecho allí, como por ejemplo empezar a tocar la batería, dar el paso del vegetarianismo al veganismo, montar mi primer concierto, etc.
Por otro lado me ha reportado infinidad de nuevas amistades fuera del colectivo, me ha dado la oportunidad de viajar y seguir conociendo personas, vivir experiencias, compartir puntos de vista, juntarnos con la única excusa de vernos y estar juntxs… En definitiva, me ha aportado infinidad de cosas buenas, y me ha ayudado a superar las malas. El hecho de formar parte de un proyecto como este es, simplemente, maravilloso.