Canvas Life: Corporate Pig

5 January 2013 Texto: Cintia González. Fotografía: Archivo.

Así de entrada Meredith Dittmar ya tiene algo que muchos de nosotros querría: una vida próspera en Portland. Su fuente de alegría (sin contar a su marido y a sus hijos, claro): Corporate Pig, el estudio en el que da vida a infinidad de criaturas bizarras modelando arcilla. “Podría describirlas como esculturas esculpidas en arcilla polimérica, pero para mí son mis chicos”.

A ti y a mi sus esculturas pueden parecernos algo estrambótico, pero para ella lo fuera de lo común eran las fiestas que montaba con su marido y sus amigos; ya no solo porque las hicieran en casas abandonadas, sino porque las transformaban por completo tras un proceso creativo según la ocasión. “Decorar fiestas es divertido, recuerdo que, además de las fiestas, estuve una vez metida en la decoración de unas jornadas de puertas abiertas sobre Halloween ¡Fue una fiesta genial! Alquilamos una casa de campo de 200 habitaciones en una villa olímpica”. Pero los tiempos han cambiado, “Nos sigue encantando meternos en líos similares para pasar buenos ratos con los amigos y un buen equipo de sonido, aunque supongo que haber tenido hijos nos ha hecho madurar un poco”.

Natural de Boston, tiene una destreza modelando que podría llevarte a pensar que lleva toda su vida formándose en ello. Sin embargo, Meredith comenzó estudiando informática. “Veo mi formación como un punto de partida, ya que fue por aquél entonces cuando comencé a dedicar cada vez más tiempo a trabajos creativos, quizá por tener una vía de escape. Cuando salía del colegio trabajaba en proyectos bastante interactivos e internet se convirtió en el lugar perfecto para gente que, como yo, quería focalizar su trabajo en mezclar los aspectos técnicos que ya dominaban con otros más visuales”. Igual por el feedback creativo en el que se mueve en su ciudad o por su personalidad sin más, es este aspecto global de internet el que le fascina de las nuevas tecnologías, la interactividad y el enriquecimiento que proporcionan. “Creo que la evolución de la humanidad avanza hacia una conexión cada vez mayor entre todos. Si te fijas, todos los nuevos dispositivos que aparecen van por ese camino ¿Conseguiremos ser una masa crítica considerable antes de joder el planeta? ¡Quién sabe! Lo único que ahora mismo puedo afirmar es que es una pasada y a la vez algo aterrador lo que estamos consiguiendo”.

 

En cualquier caso, mezclando sus habilidades y nutriéndose de lo que las nuevas vías le ofrecían como, además de encontrar una ocupación, supo la vía que debía tomar para que su trabajo fluyera mejor, “Me sorprendía cómo cuanta más energía ponía en el aspecto artístico más se enriquecía el proyecto ¡Era el tándem perfecto!”.
Y perfecto es su estado de ánimo ¡desprende una alegría brutal! Justo la misma vitalidad que reflejan sus coloridas obras es la que transmite cuando habla. Cualquiera diría que está hablando de trabajo. “A menudo pienso en que los trabajos artísticos son fantásticos porque ayudan a que nos demos cuenta de que el mundo es perfecto tal y como está, es una realidad y me gusta estar en contacto con ella. Otra cosa que me encanta es cómo trasladan al espectador más allá de sí mismo y lo conecta con algo mucho mayor, con algo inmenso. El éxito para mí es conseguir que alguien sienta justo eso”. Pero no todo es trabajar, de hecho su día a día sencillo. Sin horario establecido, Meredith también es experta moldeando el tiempo, lo dilata y lo contrae a voluntad según sean sus necesidades. Si tiene una exposición importante cerca, sí que le gusta encerrarse y trabajar todo lo que posible. Últimamente, sin embargo, está inmersa en una etapa en la que ha reducido su horario de trabajo para combinarlo con la vida familiar. Esto, que puede parecernos una utopía, en Portland y para ella es posible. Y es feliz. “Portland es un sitio genial. Tiene locales buenísimos para comer, naturaleza por todos lados y mucha gente creativa. Es un lugar en el que se concentran personas que priorizan la calidad de vida frente a la obsesión por hacer dinero. La parte mala es la cantidad de gente que se está mudando. Afortunadamente, la cultura que hace de esta ciudad algo maravilloso permanece llegue quien llegue”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


www.corporatepig.com

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