Hubo una época (no demasiado lejana) en la que cualquier aficionado al monopatín en el estado sureño de Tennessee tenía una tabla comprada en la tienda Cheapskates de Memphis. No se trataba de ninguna moda, simplemente era supervivencia y pasión en un momento en el que esta cultura alternativa todavía no había colonizado todos los rincones de los Estados Unidos. Después de la vorágine que supuso el movimiento por los derechos civiles, el asesinato de Martin Luther King en el Lorraine Motel y el ocaso de la industria discográfica local, nadie imaginaba que esta ciudad a orillas del río Mississippi se convertiría en un pequeño paraíso del skate. Sin embargo, ese panorama tan desolador, en el que aún se escuchaban ecos de la segregación racial y de la música de Stax Records, empezó a cambiar gracias al sueño de un joven aficionado al punk llamado Ron Hale que decidió abrir una tienda especializada en las antípodas del downtown para vender el material que resultaba tan difícil de encontrar en la ciudad a principios de los años 80. Tres décadas después, ese pequeño establecimiento y su emblemático cartel en blanco y negro continúan imperturbables en el mismo lugar, flanqueados por un salón de billares, un taller de reparación de coches y un puesto de comida take away al lado de una carretera transitada por enormes camiones. En su interior todo va más despacio que en el mundo real e incluso parece que el tiempo se detenga si cierras los ojos. No en vano, el desorden es una de las señas de identidad de su propietario y en cada rincón encontramos joyas que nos recuerdan que el fenómeno del patín en el profundo sur del país más poderoso del mundo es un hermoso milagro a prueba de bombas. Aprovechando mi último viaje a Memphis, tuve la oportunidad de hablar con Ron Hale en su tienda para conocer los entresijos de esta apasionante historia y los inicios del skate en la ciudad de Elvis Presley.
Te propongo empezar esta aventura por el principio. ¿Cómo era Memphis en los años 70 cuando descubriste el mundo del patín?
Empecé a patinar a los siete años y, realmente, no había más skaters por aquí. Unos vecinos de mis padres tenían tres tablas guardadas en un trastero que nunca estaba cerrado con llave y me dejaban cogerlas siempre que me apetecía. Entonces tenían las ruedas de metal, no como ahora. Cuando cumplí doce años, nos trasladamos con mi familia a otra zona de la ciudad y durante un año no tuve acceso a ningún skate, hasta que compré mi primera tabla. Recuerdo que ya tenía ruedas de arcilla y lo utilizaba como medio de transporte por la ciudad. ¡Patiné con él hasta que los cojinetes dijeron basta!
¿Qué recuerdos tienes del famoso año 1977?
Precisamente fue al cumplir dieciséis años y conseguí el permiso de conducir. Recuerdo que eso fue antes de que abrieran los dos primeros skatepark de Memphis. En aquellos días estaba más interesado por los coches y por las chicas que por el mundo del skate, así que prácticamente dejé de patinar hasta principios de los años 80. Resulta que en esa época conocí a un tío que era vecino de mi mejor amigo y tenía un par de tablas “auténticas” de finales de los 70. Y, como puedes imaginar, me enganché de nuevo a esa cultura.
Memphis es una ciudad famosa gracias al movimiento por los derechos civiles y, sobre todo, a la magia del blues, pero cuesta imaginarla como un paraíso del skate…
Si te soy sincero, el movimiento por los derechos civiles no me afectó demasiado porque crecí rodeado de gente negra. Si bien es cierto que durante tres años estuve matriculado en una escuela para gente blanca, el resto de mi época como estudiante lo pasé en colegios que ya estaban integrados. Por lo que se refiere al skate, recuerdo que construyeron dos skatepark en la ciudad a finales de los años 70… sin embargo, no conocí a demasiados aficionados a este deporte hasta que fui a la universidad. Pero no te preocupes, ¡es algo que ya tengo superado!
¿Cuál era el epicentro del skate en Memphis en aquella época?
Un día, a finales de los años 70, decidí comprar una buena tabla de skate, pero resulta que no había ninguna tienda especializada en la ciudad. Entonces fui a un taller de bicicletas donde decían que también tenían tablas y uno de los empleados me dijo que tenía una tabla de segunda mano completamente montada y que me la vendía. Se trataba de un modelo Sims con ACS Lights (magnesium) y unas ruedas Kryptonic de color rojo. ¡Todavía la tengo guardada y no pienso venderla nunca! Pasaron unos años y en 1984 conseguí mi primer ejemplar de Trasher… joder, skate y punk juntos en una misma revista. No exagero si te digo que debo haber leído ese número veinte veces, con el gran Bryce Kanights en la portada.
¿Y qué recuerdos tienes de tu época en la universidad?
Acostumbraba a patinar entre clase y clase, así fue cómo conocí a otros skaters. Recuerdo que un día se me acercó un tío, empezó a hablarme sobre skate y me preguntó dónde podía conseguir unos ejes. Yo le sugerí que los comprara por correo, pero me dio un billete de 20 dólares y me pidió si podía gestionarle yo la compra. Yo le respondí: “Tío, aquí estoy para lo que necesites, pero ¿cómo sabes que no te voy a timar?” Entonces me dijo: “Bueno, si me engañas, te atropellaré con mi camioneta”. Yo le contesté que me parecía un trato justo, cogí los 20 dólares y, al cabo de una semana, ya había conseguido sus nuevos ejes.
¿Fue entonces cuando decidiste dar el paso y abrir Cheapskates?
En una asignatura de la carrera nos pidieron que hiciéramos una redacción explicando nuestros objetivos en la vida. A mi no se me ocurría ninguno, así que simplemente dije que mi sueño era abrir una tienda de skate. Sin embargo, después de escribir ese texto, me paré a pensar: “Puede que esta idea funcione.” Unos días después, mi hermano me dijo que iba a cerrar su negocio. Yo le pregunté cuánto tiempo tardaría y él me respondió que unos dos meses. Entonces decidí arriesgarme, fui al downtown, conseguí una licencia comercial, rellené el papeleo e hice mi primer encargo de material para vender.
A pesar de que Memphis es la cuna del rock n’ roll, ¿hubo alguna conexión entre el skate y el hardcore en la década de los 80?
¡Evidentemente! Pero lo divertido del asunto es que a mi ya me gustaban el punk y el skate mucho antes de saber que estaban tan relacionados. Además, en Memphis había una escena musical impresionante en aquella época y no era necesario ir a otras ciudades para ver buenos conciertos, puesto que teníamos un sitio como el Antenna Club donde actuaban bandas de punk y de rock.
¿Cómo ha evolucionado la escena local del patín en los últimos años?
Hoy en día tenemos siete skatepark públicos en la zona metropolitana de Memphis, además de un centro comunitario con una pequeña half. También hay un skatepark DIY que se conoce como Altown. Lo curioso de todo esto es que, actualmente, la mayoría de chavales no se dan cuenta de que sólo había cuatro skatepark en los Estados Unidos cuando abrí mi tienda en 1985. Tres años después cerraron uno. La gente no es consciente de esto y no aprecian lo que tienen ahora.
¿Podrías contarnos la asombrosa historia de Tony Hawk contestando el teléfono en tu tienda?
Cuando Tony vino de promoción en 1994, se puso en un extremo del mostrador y yo estaba en el lado opuesto. Resulta que la tienda estaba llena de clientes y, de repente, el teléfono empezó a sonar. Yo le dije: “Ei Tony, ¿puedes contestar la llamada?” Él se encogió de hombros y respondió sin problemas. Mientras hablaba, yo le hice señas con las manos y le dije: “Gracias por llamar a Cheapskates. Mi nombre es Tony. ¿En qué puedo ayudarle?” Él me siguió el rollo y dijo exactamente esa misma frase. Se hizo una breve pausa y Tony me preguntó: “Ei Ron, ¿a qué hora cerramos?” Entonces repitió por teléfono que cerrábamos a las 18:30h. Empezó como una simple broma, pero Tony Hawk acabó contestando las llamadas toda la tarde. Yo pensé que era divertido y creo que él también pasó un buen rato en la tienda. Unos días después, recibí la llamada de unos chavales y me preguntaron quién era ese Tony que trabajaba conmigo. Yo les dije que era Tony Hawk y ellos empezaron a gritarme porqué no se lo había contado antes.
¿Te has planteado alguna vez lanzar una marca propia de tablas o de ropa?
A lo largo de los años sí que he vendido tablas, pegatinas y camisetas con mi propia marca de Cheapskates. Incluso hubo una temporada en la que tuve una sección de discos en la tienda. Piensa que muchos músicos influyentes de Memphis venían expresamente aquí a comprar álbumes de punk y de hardcore porque no los encontraban en otros tiendas de discos.
Tengo entendido que también eres un gran aficionado a la música y que tocas la batería en diversas bandas locales…
Si cuento solamente las bandas con la que actuamos en directo, aunque fuera una sola vez, creo que llegaría a las 20. Curiosamente, Johnny Depp y un servidor han compartido banda con el mismo cantante, el ya fallecido Bobby Durango. Yo fui el último batería con el que tocó Bobby antes de su muerte. Piensa que todas las bandas fueron un desastre a nivel comercial, pero yo tampoco lo hacía por el dinero. Simplemente me gusta tocar la batería.
En la entrada de la tienda hay un improvisado Hall Of Fame con la firma de todos los skaters famosos que han pasado por Memphis…
Ha pasado tanta gente por la tienda, que podría escribir un libro entero con las anécdotas que han sucedido entre estas cuatro paredes. Por este motivo decidí que un colega grabara en video las historias más divertidas y las colgara en Youtube bajo el título de “I Got Stories”.
Para más información: CHEAP SKATES