BODEGAS VICTORIA ORDÓÑEZ

2 August 2019 Texto: Marta Álvarez Howard. Fotografía: Violeta Niebla.


"En 2015 lo dejo todo para iniciar un proyecto muy personal, con mi hijo Guillermo, en los históricos Montes de Málaga para elaborar la uva más malagueña: la Pedro Ximénez"

Victoria y Guillermo, fundadores de las Bodegas Victoria Ordóñez. Paseamos junto a ellos adentrándonos en una de las localizaciones de sus viñedos, donde 4 hectáreas y media de viñas nos envuelven, al atardecer, de un verde que destaca de la piedra caliza que las abriga. Madre e hijo interaccionan mientras observan y examinan orgullosos la uva… “se prevé buen año” añade Victoria, mientras Guillermo asiente tras comprobar junto a ella, el estado de su producto.

Ambos se declaran amantes del arte, lo consumen y lo producen y han encontrado la fórmula para casar armónicamente su pasión por el arte y la elaboración de vinos, que en sí mismo consideran un arte más. Victoria se declara fan de la obra de Violeta Niebla, momento en el que se posiciona y afirma rotundamente que los artistas no deberían pagar impuestos, porque hacen feliz a la gente… “¿existe una mejor obra social que hacer feliz al mundo a través del arte?”.

Sus vinos, 100% malagueños, están vinculados al arte y la cultura, basta con observar el etiquetado de estos. Desde las bodegas colaboran activamente con eventos culturales a través de los que promocionan su producto. Dos de sus últimas colaboraciones fueron en la Feria del Libro de Málaga y en el I Encuentro Anual de Acuarelistas de Málaga, celebrado en la UNIA.

 

 

Como madre e hijo malagueños ¿cómo recordáis cada uno de vosotros la ciudad durante vuestra infancia y adolescencia?
Victoria O.: yo recuerdo el centro histórico de Málaga, donde vivíamos, como un lugar muy tranquilo y familiar con aire señorial, algo decadente. Era un barrio con sus comercios familiares: ferretería en la plaza de la Constitución, reparación de medias a la entrada de calle Granada, afilador en el pasaje Chinitas, increíbles pastelerías, muchos cines.  Los veranos eran maravillosos:  los pasábamos entre Chilches, Los Baños del Carmen y la Carihuela. Mi madre compraba el pescado del copo en la misma playa y cogíamos coquinas sentados a la orilla del mar.
Guillermo M.: Recuerdo que mi madre iba al mercado central a por el pescado, la carne y la verdura. Comer pescaíto frito en fin de semana en Pedregalejo. Ir a Frigiliana, a Villanueva del Trabuco con mi vecino. Más tarde quedar en calle Larios, en Los Baños del Carmen, en el Compás de la Victoria…. Vivir  los últimos coletazos del botellón y los inicios de una revolución cultural y estética de Málaga.

¿Qué diferencia encontráis más significativa respecto a hoy día?
VO.: El centro hoy día está magnífico, pero es inhabitable y a ciertas horas se hace difícil el paseo. Se ha hecho una labor espléndida de recuperación y embellecimiento, pero también ha habido pérdidas como la del Málaga Cinema y tantos otros espacios históricos.
GM.: Es verdad que el centro ha sufrido un proceso gentrificador aparentemente imparable. El centro de Málaga ya no es para el malagueño sino para cualquier otra persona que esté por allí.

 

 

Victoria, sobre tus antepasados malagueños… ¿recuerdas a qué se dedicaban? ¿Algún familiar en concreto que destacara por algo? Oficio, hazaña o anécdota…
Pues mis antepasados malagueños son todos de la familia de mi padre. Mi abuelo paterno se dedicaba al comercio mayorista, y un tío de mi padre era responsable de exportación de las bodegas López Hermanos.
Por parte de mi madre, su tío abuelo el Dr. Florestan Aguilar Vizconde de Casa Aguilar fue todo un personaje de su tiempo. Cursó estudios en Filadelfia y llegó a ser en España Catedrático de Odontología en la Facultad de Medicina de la Universidad Central de Madrid y dentista de las Casas Reales de España, Austria y Baviera. Entre sus muchísimos hitos profesionales, están la creación de la carrera de Odontología en España; la construcción de la Ciudad Universitaria de Madrid, en la que participó recabando fondos, por todo el mundo, como secretario de la Junta Constructora, y la fundación de la Liga Española contra el Cáncer, de la que fue su primer Secretario General. Como anécdota Don Florestán fue la persona designada para pedir al Rey Alfonso XIII que abandonara el país, tras las elecciones de abril de 1931.

 

 

Victoria, sabemos que tu vinculación a los vinos no es nueva, pero no siempre te dedicaste en exclusiva a ellos, nos gustaría conocer un breve resumen sobre tu Curriculum Vitae. 
Soy Doctora en Medicina y Cirugía por la Universidad de Málaga. Realicé mi formación postgrado en las universidades de Granada, Murcia y Autónoma de Barcelona, con estancia en el Hospital St. George’s de Londres.
He desarrollado mi profesión en el ámbito de la gestión hospitalaria y la gestión de la investigación biomédica en el Hospital Regional Carlos Haya, actividad que abandono, definitivamente, en 2008.
En 2004 inicio mi actividad en el mundo del vino, en un proyecto familiar en la Axarquía de Málaga, de la mano del mítico enólogo, ya desaparecido, Alois Kracher. Desde entonces participo en otros proyectos enológicos en distintas denominaciones en España con enólogos australianos y neozelandeses.
En 2015 dejo todo para iniciar otro proyecto muy personal con mi hijo Guillermo Martín (ingeniero agroalimentario) en los históricos Montes de Málaga para elaborar la uva más malagueña: la Pedro Ximénez.
Anteriormente me incorporé a un proyecto familiar para hacer vinos dulces de Moscatel en la Axarquía malagueña. Por unos años compatibilicé ambas actividades, hasta que en 2008, me decidí por dedicarme exclusivamente al mundo del vino… hasta hoy.

 

 

¿Cuándo te incorporas Guillermo al proyecto?
GO: Desde el principio he estado en el proyecto, pero desde 2016 soy director técnico.

¿Cuáles son los pros y los contras de gestionar un negocio madre e hijo?
VO: sintonizamos muy bien porque compartimos la misma filosofía sobre los vinos y nos entendemos a la perfección. Por contra, cuando nos vemos fuera del trabajo seguimos hablando de trabajo….

¿Qué tipo de uvas trabajáis?
La uva malagueña por excelencia, que es la Pedro Ximénez, es la principal variedad de nuestra bodega. Le sigue la Moscatel de la alta Axarquía y luego las uvas tintas: Petit Verdot, Syrah, Tempranillo y Cabernet Sauvignon.

 

 

¿Qué tienen  los Montes de Málaga, por qué son un buen lugar para el cultivo de la uva?
Hay dos factores decisivos en la calidad de la uva de esta zona: su especial microclima, que se lo da la altitud (la más frecuente es de 1000 m), el bosque del Parque Natural y la proximidad al Mediterráneo.
Y su suelo único en el mundo cuyo origen geológico es la Unidad Maláguide que surge de simas marinas hace 600 millones de años, cuando aún no estaban formados los continentes y no había vida animal, solo vida unicelular. Esta se extiende por Málaga-capital, Colmenar, Casabermeja, Almogía y Cártama y es de una heterogeneidad incomparable. Filitas, esquistos, cuarzos, sílices, grawacas, granito, caliza alabeada, magma volcánico son algunos de los componentes que encontramos en estos suelos, donde la vid brota, directamente, de la roca madre.

¿Cómo de importante era el vino en Málaga respecto a hoy día?
Creo que no exagero si digo que el vino y la pasa hasta finales del s. XIX suponía, en términos económicos, más que la suma de lo que hoy día representa la industria agroalimentaria, el turismo y la construcción juntos. Casi toda la industria existente dependía del vino y la pasa: imprentas, siderurgias, tonelerías, etc.

 

 

¿Proyectos actuales destacables?
El lanzamiento de nuestro tinto Martí-Aguilar. Un vino de alta gama en el que hemos puesto muchos recursos y cariño durante casi tres años y que salió al mercado en abril. Es un ensamblaje de Petit Verdot, Syrah y Tempranillo con 20 meses de crianza en barrica y casi 12 meses en botella.

¿Tenéis prevista la asistencia a ferias y/o congresos? ¿dónde y cuándo?
Sí, así es, solemos ir a ferias internacionales como Wine Paris, Prowein (Düsseldorf) y Fenavin (Ciudad Real) y asistimos a las ferias que organizan nuestros importadores en Bélgica, Holanda y Luxemburgo. Estas ferias se celebran entre otoño y primavera cada año.

¿Qué mejoraríais en Málaga a nivel comercial? ¿Y a nivel gastronómico? 
A nivel comercial, Málaga funciona muy bien. Cada vez hay más conocimiento sobre el vino de Málaga y es raro ya ver una carta donde no hay vinos de Málaga.
A nivel gastronómico hay mucha oferta y muy variada en cuanto a calidades y precios. En los últimos años se ha hecho un gran trabajo por poner en valor más variedad de productos locales : el chivito, los quesos, el aceite, al aguacate, el salchichón, el tomate, etc.. Sin embargo, creo que la oferta cultural que atrae el turismo de calidad precisa incorporar una mayor oferta gastronómica de alta cocina.

 

 

¿Dónde es mejor recibido vuestro producto, fuera o dentro de España?
Creo que por igual. La aceptación no depende tanto del país, como del tipo de cliente. Cuanto más conocedor es el comprador, más interés le despiertan nuestros vinos.

¿Cuál es la venta más peculiar que habéis tenido? Ya sea por cantidad o por destino…
Llegó un señor francés en un taxi desde el aeropuerto, diciendo que había probado Voladeros en un restaurante muy conocido de Madrid y venía a comprar una caja para llevarse de vuelta a París, donde es miembro de un club de vinos. Se llevó su caja de Voladeros y también compró Monticara, nuestros blancos de barrica.

¿Cómo de importante es la globalización para vuestra estrategia comercial? 
Desde el primer momento, nos planteamos la exportación como objetivo prioritario, pues la diversificación en cuanto a mercados forma parte de nuestra filosofía. Ya el año pasado el 62% de la facturación fue a exportación. Y este año 2019 esperamos estar presentes en, al menos, seis países más.
España, no obstante, es y debe ser nuestro primer mercado.

 

 

¿Son los viñedos abiertos al público para visitarlos? 
De momento, no. Solo recibimos visitas profesionales.

¿Algún proyecto entre manos además de la Bodega? 
VO: hacemos un 100%  Verdejo sobre lías DO Rueda en La Seca (Valladolid). Se llama LA PASAJERA.

¿Qué sueños tenéis para el futuro?
VO: Poder desarrollar un proyecto enoturístico, que nos permita atender la demanda de visitas que tenemos actualmente y mejorar mi baile por bulerías (risas).

¿Con qué persona viva o no abriríais una botella de vuestros vinos y cuál de ellos elegiríais?
VO: Me tomaría una botella de vino Martí-Aguilar con mi abuelo Jorge Martí-Aguilar y su tío y tutor Don Florestán Aguilar (mi abuelo quedó huérfano de padre y madre muy joven por un accidente y quedó bajo la patria potestad de su tío D. Florestán)
GM: No tengo nadie en concreto en mente, pero cualquiera de ellos con mi familia y amigos.

 

 

¿A qué música suenan vuestros vinos?
VO: Voladeros: Concerto Grosso de Jenkins Segundo Movimiento.
Monticara: Suite de Jazz No. 2 de Shostakovich. Vals No. 2.
Martí-Aguilar: Bohemian Rhapsody. Queen.
La Ola del Melillero: Verdiales de los Montes de Málaga.
Las Olas del Melillero Sparkling Rosé: Huele a sal. Alegrías de Miguel Poveda.
GM: A verdiales seguro, a partir de ahí puedo atestiguar que han escuchado también a Don Omar, Boccherini, Moderat y Earth Wind and Fire y un largo etcétera.

 

www.victoriaordonez.com

 

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