Uno de los errores más extendidos es creer que sólo los más fuertes sobreviven, pero Charles Darwin, hace casi dos siglos, no dijo eso, aunque muchos lo sigan pensando, el naturalista inglés dijo que “las especies que sobreviven no son las más fuertes ni las más inteligentes, sino aquellas que se adaptan mejor al cambio”. Tal vez aquí radique el secreto del magazine de surf 3sesenta, que recientemente ha cumplido 30 años; todo un récord, en un medio tan duro, hostil y cambiante como el panorama editorial español. La cabecera de referencia de los surferos españoles no pertenece a ningún grupo editorial potente, pese a ello ha conseguido sobrevivir y superar las diferentes crisis que ha sufrido el sector y que se han llevado por delante no a una ni a dos, sino a cientos de ilustres cabeceras. Borja Peñeñori, Jakue Andikoetxea y Javier Amézaga fueron los tres fundadores de la mítica revista en 1987. Tres décadas después, siguen en la brecha y miran hacia atrás y hacen su particular balance de su aventura editorial.
A lo largo de estos 30 años, Jakue Andikoetxea (Santurtzi. 1960) ha hecho de todo en la revista. Desde director editorial y de publicidad a responsable de la web y de las redes sociales. Actualmente, es el Director de fotografía, arte y maquetación y se encarga también de la búsqueda de publicidad. Es por tanto el artífice del aspecto visual que la revista tiene cuando llega a los quioscos. Una enorme responsabilidad, pues los lectores, a lo hora de comprar, hacen buena la máxima “una imagen vale más que mil palabras”. Su trabajo se ha visto afectado por la enorme evolución tecnológica que han experimentado las cámaras, los ordenadores y los medios de impresión en estos 30 años. Algo que considera que no lo hace “más sencillo, sino diferente”.
¿Qué recuerdas de aquel ya lejano 1987 en que empezó a caminar la revista?
Todos queríamos emular a Kelly y todos con tablas infinitamente más pequeñas de lo que necesitábamos; mas ágiles, por lo de la edad, pero dándonos galletazos a diestra (las menos porque soy goofy y sólo me tiraba a las izquierdas) y a siniestra.
En aquellos primeros números se hablaba de wind, kayak, surf, body board… ¡Ala delta!, ¿cómo fuisteis llegando a un producto más definido?
Nos quedamos, por decantación natural, con lo que nosotros hacíamos habitualmente: Surf, sobre todo, Snowboard (cuando nos llegó la onda y el material) y Skate.
La evolución de la revista ha ido muy unida a la evolución tecnológica. ¿Cómo eran los tiempos analógicos como fotógrafo? ¿Y como maquetador o director de fotografía?
No tienen nada que ver, como el agua al vino, recuerdo maquetando sobre hojas con cuadrícula de color cyan, que se hacía invisible al objetivo de la “cámara” que finalmente lo filmaría. Las fotos se dibujaban a mano con ayuda de una ampliadora fotográfica analógica, exactamente a su proporción, las indicaciones se superponían con papel cebolla y las ‘galeradas’ de texto, primero, se redactaba a máquina un texto que había que llevar a una empresa externa donde una señora con un ordenador del tamaño de una habitación volvía a escribir el texto comprobando lo que hacía en una pantalla muy estrecha, no mayor que un reloj digital de muñeca y que finalmente filmaba en papel fotográfico para recortar y pegar. Todas esas indicaciones de la maqueta, textos en su sitio y el material fotográfico se llevaba a un laboratorio totalmente aséptico parecido a los de la NASA (el polvo es uno de los mayores enemigos de los fotolitos) donde impolutos operarios llevaban a cabo, mediante manipulación fotográfica y digital (el tambor del escáner era más grande que los escáneres médicos actuales donde te introduces entero), la transformación en fotolitos para imprimir todo ese material. La fotografía tres cuartos de lo mismo, días para comprobar el resultado del trabajo, diferentes procesos de revelado según sean diapositivas o negativos, envíos por correo, procesos caros… Todo muy laborioso y con el concurso de muchísima gente. Hoy en día, a excepción, del proceso de impresión, que aunque más moderno sigue siendo igual de complejo, participativo y caro; el resto lo puedes hacer desde casa con un buen ordenador, capacidad y buen acceso a la red. Y con esto no quiero decir que ahora sea más fácil, sino que simplemente es diferente.
¿Cómo se hace para que una revista de surf desde el punto de vista visual no sea monótona o aburrida abusando de tubos, secuencias, planos generales desde la orilla, etc?
No lo sé, ¿tu lo sabes? Hoy en día, intento elegir lo que más me llame la atención. Dentro de un estilo de maquetación establecido tampoco hay mucho margen para volverse loco. Es cuestión de gusto y de darle unas vueltas.
Seguro que tú me puedes sacar de esta gran duda que me corree desde hace años, ¿por qué cambió la cabecera de tres60 a 3sesenta?
Un cambio de imagen, necesitábamos un revulsivo y además de otros cambios importantes en la estructura de la redacción decidimos cambiar de cabecera de forma clara. La empresa editora sigue siendo Tres60 como en sus inicios hace 30 añazos.
El boom tecnológico junto a la bonanza del surfing ha provocado una sobrepoblación de fotógrafos, como responsable de contenidos fotográficos de una revista y como fotógrafo pionero en temática surfera, ¿cómo ves el mundillo con tantas personas con equipos ultracaros rondando las orillas y acantilados en busca de una instantánea? La cantidad de fotos que os llegan tiene que ser considerable.
Lo es, gestionar todo ese material para al final solamente publicar 60 ó 70 fotos, en la revista impresa, es tarea muy difícil (como diría Rajoy: “Gestionar no es fácil , diría más, es muy difícil”). El tener un equipo caro, aunque ayuda, no asegura una buena foto publicable. Me quedo con el corchero que se dedica a sacar fotos en plan pro, seguro que es el p. Amo.
No sé si decir que las publicaciones impresas están en crisis, pero cabeceras legendarias como ‘Surfing Magazine’ han prescindido de su formato en papel, si bien su editorial lo achaca a que también son propietarios de Surfer Magazine y no quieren duplicidad de productos… Lo cierto es que muchas de las revistas en formato papel están desapareciendo. ¿Cuál es el secreto de seguir 30 años después en un mundo tan convulso?
Francamente creo que no haber crecido en exceso en el momento en que el dinero se movía de mano en mano con más alegría y haber sabido resistir en los peores momentos que nos ha tocado pasar.
Lleváis 30 años y cada vez queda menos mundo por descubrir y por tanto spots y surfaris novedosos que realizar. ¿La fuente de temas y reportajes para una revista de surfing es infinita o tarde o temprano hay que repetirse?
No veo mal repetir, hay lugares que son clásicos, pero también pienso que quedan muchos sitios por descubrir, que no se han surfeado, que se han surfeado en contadas ocasiones, que se han surfeado y no han aparecido nunca en una revista, que has visto una foto en una revista y ni te has dado cuenta que es un sitio nuevo…
¿Con qué portada o fotografía te quedarías de estos 30 años?
Viendo todas, dando un par de pasos para atrás, me quedo con la del 171, una foto de una maniobra de D. Weare en una ola verde esmeralda en un atardecer naranja hecha por Greg Ewing en Isla Reunión.
Hablas de Greg Ewing, pero apenas nos has hablado de tu faceta como fotógrafo…
Día a día tengo más claro que es lo que más me gusta hacer de todas mis tareas, nunca te aburres.
Entonces, ¿la prefieres incluso a ser editor de fotografía?
Por supuesto, creo que era Sancho Rodríguez quien decía, no sin razón, que ser editor de fotografía es como ser un gestor de frustraciones (y sueños añadiría yo).
Supongo que después de 30 años fotografiando tienes para escribir un libro sobre cómo eran los orígenes de la fotografía de surf en España y cómo es ahora ser fotógrafo con la revolución tecnológica y digital. ¿Anécdotas?
Unas cuantas cámaras se han ahogado conmigo. Cuando salieron las primeras compactas de bolsillo (de carrete) con una óptica aceptable, que hacían unos retratos estupendos, siempre llevaba una en el bolsillo del traje de baño cuando estaba haciendo fotos con el tele; sol, calor, un bañito… La cámara en el bolsillo… Antes un disparo valía su peso en oro y nos lo pensábamos, ahora su valor (con el equipo adecuado) se traduce en tiempo perdido, seleccionando el fotograma ideal entre miles de secuencias. De todas formas a nivel técnico, soy de los que opinan que aunque lo digitalizado a partir de soportes analógicos (Diapos, fotos y negativos) tiene su encanto y bien tratadas, un punto especial, me quedo con los resultados de hoy en día.
¿El futuro se escribirá en papel o en formato digital?
Si quieres que perdure sin duda en papel. Cambiará posiblemente el sistema de impresión, pero no el soporte. Fotos únicas, los comics, el olor, el tacto, la industria del papel y la impresión que peleará… No para todo, sólo lo especial. Entre miles de opciones, en la nube, el que destaque publicará en papel.
Javier Amézaga (Bilbao. 1959) ha sido cofundador y director editorial de la revista; a parte de pionero en fotografía acuática. Recientemente, toda la información y experiencia adquirida a lo largo de estos 30 años la ha plasmado en un libro, Surfing the Basque Country, que recopila historias, anécdotas y numeroso material gráfico sobre la historia del deporte de las olas en el territorio vasco.
He sido un lector voraz de la revista desde el año 90 y he sido testigo de muchas de sus transformaciones. Por ejemplo, recuerdo la sección de música con mucho hardcore, punk. Como responsable de contenidos, ¿por qué y cuándo decidisteis quitarla?
Era una música con la que no nos identificábamos demasiado y además, en algunas encuestas que hicimos, era una sección poco valorada y por eso al final decidimos quitarla. No recuerdo cuándo.
También ocurrió algo semejante con el skate, bodyboard y snow. ¿La apuesta de especializaros finalmente por el surfing surgió como una imposición del mercado o una decisión de centraros en un deporte para poder dedicar todas las páginas a él?
Fue una imposición del mercado. Cuando nacimos no había ninguna revista especializada del sector, por lo que englobamos todos los deportes de deslizamiento; pero con el tiempo salieron revistas especializadas y las diferentes movidas también buscaron identidades propias, hasta que llegó el día que no tenía sentido una revista multideporte y nos dedicamos a lo nuestro, el surfing.
¿Cuando se eligen los contenidos de una revista de surf realmente existe feedback? ¿El editor le da al público lo que pide o es el editor el que ejerce un poco de líder de opinión y el que dice al lector lo que tiene que saber o de lo que hay que hablar en la playa?
Un poco de todo. También dependemos de las cosas que ocurren en un momento determinado y de la calidad del material que recibimos. Algunos artículos los producimos o encargamos nosotros mismos, pero otros muchos son propuestas que nos llegan y nos gustan. Es importante el feedback del público y hay formas de saber lo que ha gustado o no, especialmente ahora con las nuevas tecnologías…
¿Estás de acuerdo con esta aseveración: hace 30 años el perfil del lector de una revista de surf era un surfer experimentado que ante la ausencia de internet compraba la revista para estar a la última de las novedades de su deporte, para conocer los surfaris, olas nuevas…
No. No estoy de acuerdo. En las primeras encuestas que sacamos, hace casi 30 años, la media de edad de nuestros lectores era de 16 años. Luego fue subiendo, hasta los 25 a 30 años. Nuestro lector actual no busca noticias ni olas nuevas… Ahora busca experiencias, sensaciones, opinión, una buena entrevista, un buen surf trip, cosas que difícilmente se encuentran online y poder degustarlas en formato papel, sentado tranquilamente en el sofá.
Has hablado del lector actual de la revista. ¿Crees que hoy las revistas las compran en su gran mayoría gente que está empezando o que vive en sitios donde no hay playa y ven en las revistas una forma de estar en contacto con su deporte?
Siempre hay un público primerizo ávido de todo lo que se produce en el mundo del surf, pero como he dicho antes, la mayor parte de nuestro público actual es gente de cierta edad, que lleva tiempo surfeando, a la que le gusta también el formato papel.
Durante años habéis sido más que una revista, recuerdo vuestra tienda por correo. Cuando no había Amazon, muchos surfistas se nutrieron de vídeos comprándolos a través de la revista. ¿El VHS fue una época gloriosa para la revista y para el surf en general?
Sí. En su día vendimos muchos videos VHS y luego, aunque menos, también DVDs; llegó Youtube y ya nadie compra un video de surf. Curiosamente lo único que seguimos vendiendo desde la revista son libros de surf. La gente sigue aún pagando por el papel.
¿Qué portada enmarcarías? ¿Una noticia que te quedarías de estos 30 años? El contenido del que estás más orgulloso.
La portada de una foto mía acuática de Craig Sage en Mundaka. No recuerdo en qué número salió. Era un día sólido, perfecto, Mundaka de dos metrazos y medio y le saqué una secuencia perfecta. Me pidieron la diapositiva en Surfing Magazine y tras publicarla la extraviaron. Me jodió mucho. En cuanto a contenidos, tal vez me quede con el descubrimiento del vitoriano Ignacio Arana, Cónsul en Hawaii en 1910, que se trajo un par de tablas y un libro de fotografías de surf de Hawaii. Cuando escribí el artículo sabía que estaba haciendo historia.
Ahora se habla mucho de la cultura del emprendimiento. De hacer tu propio negocio. Supongo que en 1987 todo esto os sonaría a chino. ¿Cómo fue la génesis de la idea de crear la revista y su posterior puesta en marcha? Supongo que ahora que está tan de moda lo de ser tu propio jefe podríais dar charlas sobre negocios a jóvenes emprendedores y darles más de un consejo…
He dado más de una charla sobre este tema a jóvenes universitarios. La verdad es que los modelos de negocio varían en cada momento, cada vez a mayor velocidad, sobre todo últimamente. Sin embargo la actitud emprendedora es la misma de siempre. En su día fue idea de unos locos que nos dio por embarcarnos en un negocio que empezaba a florecer. Hoy en día la gente emprendedora se lanza de la misma forma hacia aventuras en las que creen que hay futuro. Si tienes una buena idea y estás dispuesto a trabajar duro, siempre sale algo.
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