Conocida también como Gran Afortunada, para nosotros Fuerteventura podría llamarse Isla calma o Isla sosiego y es que, a pesar de ser la segunda isla más grande en extensión de las Islas Canarias, Fuerteventura es garantía de descanso, relax y tranquilidad. Ya desde el avión, una experiencia única si viajáis con Binter, es posible ver de qué se trata: extensísima superficie de doradas arenas entre las que se divisan alucinantes playas de aguas turquesas. ¡Uf! Esto promete, el relax está más que asegurado. Por cierto, un lujo volar con ellos, porque de verdad que es como estar en un vuelo privado, la experiencia ya ha empezado y la sonrisa de la cara no nos la quita nadie.
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Para los que vivimos en la Península, hay veces que el tamaño de las islas nos desconcierta, porque esa sensación de un lugar así que pueda ser recorrido en poco tiempo nos puede llegar a abrumar, y es que se dice que es posible recorrerla en coche en apenas cuatro horas. Nosotros no queremos hacer un “speed road trip”, queremos saborearla y vivirla y, en cualquier caso y como tenemos intención de volver, para esta ocasión nos hemos decantado por explorar el sur de la Isla, aunque eso sí, por cercanía y paseo de un día, visitamos algunos lugares del norte.
La parte sur de Fuerteventura es la menos poblada. Ya desde el avión, cuando vas acercándote, resulta impactante ver el árido paisaje. Como si se tratase de un apéndice de África, esta isla deslumbra por sus paisajes y contraste de colores, formados por años de erosión y actividad volcánica. Que no se nos olvide que estamos en una isla volcánica, concretamente Fuerteventura está formada por 6 volcanes, todos inactivos, así que tranquilos. La escasa vegetación y población, así como la amplísima gama de colores tierra la convierten en el escenario cinematográfico perfecto.
Aunque parezca que estás en medio de la nada, en el sur las posibilidades son amplísimas, eso sí, aquí el ocio es naturaleza, paisajes, playas, gastronomía… No esperes encontrar aglomeraciones, aquí se viene a lo que se viene, a admirar la maravilla de la naturaleza.
Para recorrer Fuerteventura es imprescindible un coche o moto si es tu rollo. Nosotros optamos por el coche, con el que llegamos a Tarajalejo, pequeño pueblo de arena negra que mira al mar y donde se encuentran dos de los hoteles de la cadena R2, en los que nos alojamos, ambos “adults only”, formato que nos encanta, porque es realmente formato de evasión y por tanto de descanso y relax. En primer lugar, pasamos por el “R2 Bahía Playa Design Hotel & Spa”, un enclave vacacional que garantiza relax y ocio nocturnos, con servicios de alta calidad. Dos noches más tarde, pasamos al “R2 Romantic Fantasía Dreams and Suite Hotel“, un complejo diseñado en formato de pequeño y acogedor, con piscina que simula el mar, zonas ajardinadas y spa con sauna al aire libre. Cuenta como no podía ser menos, con impecables y completas instalaciones en las que poco echarás de menos. Aquí tienes la opción de tener todo incluido, o no, depende de lo activo que seas y de tus ganas de explorar, en cualquier caso el personal amabilísimo, te hará sentirte como en casa. Además de este hotel en el sur y algunos más en el sur, la cadena R2 tiene hoteles por toda la isla. Muchas opciones en muchos puntos de la isla que te lo ponen muy fácil para un descanso y confort asegurados. Quien busque un hotel con todos los servicios propios de un resort, este es su lugar. Un spa desde el que se puede contemplar el mar y los áridos paisajes, varias opciones de ocio y restaurante con buffet libre, el resto, lo hace la propia isla.
R2 Hotels
R2 Hotels
En poco menos de una hora desde el aeropuerto estás aquí, tiempo más que suficiente para hacerte con la dinámica de conducción del lugar. Conducir aquí es desfilar por pantones rojizos, ocres y pardos entre volcanes, montañas y calderas. Es un gusto conducir aquí, de verdad, donde la carretera es toda tuya. A un ritmo pausado y alucinados con el paisaje llegamos a Tarajalejo y tras instalarnos, empezamos nuestro pequeño periplo por el sur, Playa Esmeralda, en Costa Calma. Esta playa es alucinante, una playa kilométrica, salvaje de arena dorada, con altas subidas y bajadas de mareas, el paraíso de los windsurfistas y de los bañistas si pillas un día de poco viento, aunque el paisaje ya indica que lo de poco viento en la zona, son días contados. Siguiendo nuestro camino hacía más al sur, exploramos el Parque Natural de Jandía. Este parque es un área desértica protegida, donde los colores cambian y aparecen los grises y rojizos. Aquí se encuentran las máximas elevaciones de la isla, con una cota máxima de 807 metros en el pico de la Zarza. Además de la roca volcánica, aquí lo más abundante son las cabras.
R2 Hotels
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Continuamos el camino por el paraje de Jandía hasta llegar al sur del sur, Cofete, donde se ubican las mejores playas de toda la isla e incluso muchos dicen que de todas las Islas Canarias. Se trata de una playa de 14km de largo y 50 metros de ancho, completamente virgen. Quizás te suene haberla visto en algunas películas y es que llama la atención que en el horizonte no divisarás nada intervenido por el hombre. Increíble. Su difícil acceso hace que en pocas ocasiones la veas llena de gente, otro paraíso para los amantes del surf y windsurf.
Nos topamos aquí con la misteriosa y enigmática Casa Winter, sobre la que pesan muchas historias y hay para todos los gustos, así que os animamos a que os quedéis con la que más os guste. Además de la impresionante playa, la zona alberga la Aldea de Cofete, creo que una de las aldeas más pequeñas y singulares que jamás haya visto en España. Se trata de un conjunto de casas muy humildes que dan cobijo a un puñado de residentes permanentes. A simple vista parece que se trata de una población de pescadores. Justo frente a la aldea encontramos el único restaurante de la zona, el más próximo a la playa de Cofete, por lo que no está de más llevar agua y comida suficiente para pasar el día, pues no siempre está abierto.
En el lado opuesto a Cofete, encontramos Morro Jable, un encantador municipio repleto de espacios naturales y playas paradisíacas. Aquí se concentran algunas de las mejores playas de la isla, y damos fe de ello. Afortunados nosotros, en nuestra visita, nos topamos con las fiestas de la Virgen del Carmen, en las que pudimos degustar, por cortesía de la cofradía, un plato de comida típica a base de pescado frito, gofio y las famosas papas arrugadas con mojo. Y como buena fiesta popular, no faltaba la música en directo.
Aunque sabemos que volveremos a explorar más y mejor este paraíso natural, no quisimos irnos sin conocer Betancuria, el municipio más antiguo de toda la isla, fue fundado por Jean de Betancourt, su conquistador, que dio nombre a la capital de Fuerteventura hasta 1834. Betancuria ofrece una inmersión en la arquitectura típica rural, caracterizada por paredes de cal y balconadas de madera. Se dice que la gastronomía de Betancuria es de las más representativas de la isla, con guisos tradicionales como el conejo en salmorejo y el cabrito, este último, un plato muy rico.
Unos días en Fuerteventura te recolocan y te sitúan, pero te hacen desconectar de verdad. No sé si será por la calidez de su clima, por los paisajes, la tranquilidad o las playas, pero todo junto es una mezcla perfecta para unas vacaciones de sosiego real.
Más información en:
– Binter Canarias
– R2 Hotels
R2 Hotels
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