Cerebros, cabezas, dedos cortados, gritos desesperados, tornillos clavados en las sienes, dientes, muchos dientes y muchos más tornillos por ahí fuera, inquietos, tatuados en los cuerpos o ilustrados en camisetas, la máscara de la muerte: “Death Mask”… lo mires por donde lo mires, la obra de Matt Kerley es una oda a la muerte y a lo gore.
A través de su marca de ropa, “Death Mask”, Matt intenta hacer promoción a sus creaciones independientes. Aparte de ello es tatuador a tiempo completo e ilustrador. Nos cuenta que “El diseño digital es muy útil para crear bocetos de tatuajes muy precisos”, motivo por el que se ha convertido en su medio predilecto.
Tiene muchos proyectos en mente, pero hasta hace poco ha estado centrado de lleno en la constitución de un cómic que se titula “The Corpse and the Fly”. En él se narra la conversación que mantiene un cadáver en descomposición con lo único que tiene a su alcance, una mosca. Esta relación insecto-ser humano nos traslada a obras tan importantes como La metamorfosis de Kafka, o incluso a series como Breaking Bad. En ambas producciones se utiliza este elemento de carácter desagradable —en Breaking Bad hay un capítulo íntegro dedicado a una mosca— para activar la reflexión interna del protagonista. Además, como está liado con el arte secuencial, tiene pensado hacer un libro con las tiras de secuencias en las que ha estado trabajando.
Sus ilustraciones, sus bocetos y sus diseños pretenden dar voz, precisamente, a aspectos que se suelen rechazar porque no son atractivos para la vista o porque nos enfrentan a situaciones de congoja, porque activan el flujo decadente de nuestros pensamientos aterradores.
Después de lo que se ha dicho, ¿quién pensaría que la comida preferida de Matt Kerley es una hamburguesa vegana del restaurante “Plant Power” de San Diego?
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