{english below} Los brasileños lo llaman Putaria: es descarada, subida de tono y tiene un sonido que sale directo del corazón de barrios bajos de Río de Janeiro. Es visceral y bailonga, pero con un gran continente sexual, tanto es sus llamativos ritmos como en sus explicitas letras. El género, cuya base bebe de su rica herencia del funk brasileño, ha subido como la espuma en todos los rincones del mundo en los últimos años gracias a artistas como MC Bin Laden, MC Pikachu o G3, que poco a poco van construyéndose un nombre fuera de las favelas.
Así, la putaria es también el espejo de la forma de vida poco privilegiada de estas comunidades, donde la pobreza, el gangsterismo y la violencia están muy arraigados. Por su parte, las letras describen la dinámica de la sociedad que se ha creado en las favelas, sobre todo, las que tienen que ver con la relación entre mujeres y hombres. De hecho, fueron estas letras, donde el machismo es la norma, lo que atrajeron el interés de Elise Roodenburg y Fleur Beemster, directora y co-directora de “Inside The Mind of Favela Funk respectivamente.
Provenientes de Paises Bajos, Elise y Fleur se conocieron el Río mientras llevaban a cabo diversos estudios sociales independientes. Y Elise tenía como plan el documentar la escena funk de la favela, intrigada por el interés de sus amigos por este tipo de música.
Durante algo más de una hora, “Inside The Mind” presenta un retrato intimista de la vida de un grupo de residentes de las favelas, mientras se la conexión entre los mensajes de la putaria y su reflejo del amor y el sexo entre los habitantes de la comunidad. El foco se encuentra principalmente en la perspectiva de los jóvenes, entre los cuales se está creando una moda que pasará a las generaciones venideras.
En su charla con Staf Magazine, Elise y Fleur, que han desarrollado a varias investigaciones en Río de Janeiro, ha recordado el desafío que supone el grabar en las favelas y la toma de poder de la putaria en los clubes de Río de Janeiro.
¿Cómo surgió la idea de “Inside The Mind of Favela Funk”?
FLEUR BEEMSTER: Yo estaba en Brasil investigando sobr los cambios sociales en el país a raíz del mundial del fútbol y de los Juegos Olímpicos cuando conocó a Elise durante uan reunión de activistas. Pensé ¿qué posibilidad hay de cruzarte con una chica holandesa en una manfestación en Brasil? Ella estaba estudiando un campo muy similar y comenzamos a ayudarnos la una a la otra en nuestros proyectos. Ella es antropóloga y ha investigado mucho para Favela Funk. Por aquel momento, ella ya había comenzado a dar los primeros pasos para grabar el documental, sorprendida por lo mucho que gustaba el funk carioca entre sus amigas (teniendo en cuenta lo degradante para las mujeres que puede resultar est a música en el mundo occidental). Así que un año después nos dedicamos a grabar durante todo un mes la gran mayoría del reportaje y ya por fin está fuera.
¿Y qué es lo que más os motivo para llevar a cabo este proyecto?
La escena funk de la favela suele ser bastante rechazada por la gran mayoría de los brasileños y ese propio rechazo es lo que hace que para el mundo occidental sea algo tan interesante. También me intrigaban las relaciones entre hombres y mujeres y me preguntaba si eran abiertos en cuanto a mostrar su vida en la favela. Y la verdad es que lo fueron, al menos con nosotras. Muchos de ellos son amigos de Elisa, por lo que el vínculo de confianza que ya había establecido entre ellos facilitó mucho las cosas.
¿Cómo os trató la gente durante el proceso?
ELISE ROODENBURG: Fuimos muy bienvenidas. Cierto es que hubo gente que se mostró algo reacia y mantuvo las distancias ya que se sentían amenazados por gente extraña. Pero habitualmente, eran todos muy majos.
FB: No pudimos grabar en todos los sitios, especialmente en las calles. La gran mayoría de las favelas donde grabamos – Vila Cruzeiro, Cidade Alta, Complexo do Alemao – estaban totalmente dominadas por gangsters y claro, había ciertas normas establecidas. Ni si quiera se pueden sacar fotos con el móvil en la calle, por eso hay mucho grabado en interiores. Pero nuestros protagonistas nos trataron con mucha amabilidad y nos recibieron con mucha alegría.
ER: La verdad es que nunca se me habría pasado por la cabeza que alguien pudiese actuar de manera distinta por ser blanca o extranjera o rubia, así que me sentí totalmente aceptada. Evidentemente, son conscientes de que eres de fuera y hacen algún comentario, por ejemplo a mí me llamaban “Barbie” de broma. Seguro que hubo a gente que no le gustó nuestra presencia o que simplemente la ignoraban, pero muchos otros disfrutaron de ello e incluso, intercambiaban ideas con nosotras. Pero vamos, que ser una gringa no cambió nada, todo fluyó en ambos sentidos.
¿Y cómo reaccionó la gente al ver el documental una vez ya acabado?
ER: Yo no pude ver el documental con todos, pero creo que les gusto verse en la pantallaAlgunos lo encontraron divertido, a veces les daba un poco de vergüenza, otras veces se sentían orgullosos. Como Bruno, que era todo orgullo al ver cómo a la gente le había gustado su poesía. De hecho, estuve en el Film Festival de Río y mucha gente se le acercó para ayudarle a publicar sus versos.
¿Os tuvisteis que enfrentar a algún reto en particular por ser dos mujeres extranjeras rodando un documental sobre un género que degrada tanto a las mujeres como es la putaria?
FB: Podría decir que a pesar de ser dos mujeres, no nos encontraron como una amenaza. De hecho, el tratar temas como las relaciones o los standards sexuales con nuestras protagonistas femeninas fue muy sencillo. Pero también, en nuestro equipo contamos con Ward Trommelen como operador de sonido, que además es conductor de la zona y amigos de Elise. Así que nunca estábamos nosotras dos solas, siempre contábamos con un grupo de gente a nuestro alrededor en el que siempre había hombres.
¿Qué tamaño tiene el funk en la favela y, especialmente, la putaria en Río de Janeiro?
ER: Enorme. La Putaria es un género específico, pero después tienes el proibidao (gangsta), el pop funk, el funk antigo (funk antiguo), evangélico u ostentacao. El Funk ostentacao está funcionando muy bien en Sao Paulo, mientras que la putaria es más popular en Río. Da igual en qué favela de Río te muevas porque vas a escuchar funk y sobre todo, putaria. Lo tocan de día y de noche, así que no hay escapatoria y si tu vecino o el bar de abajo lo tienen alto, te aguantas y lo escuchas. Incluso los niños lo escuchan a pesar de provenir de familias evangélicas. Fuera de las favelas de Río, también escuchan funk, lo cual desde mi punto de vista es algo un poco hipócrita. A pesar de ello, en cualquier fiesta de la ciudad se escucha funk. Incluso si lo tocas en directo en un bar de la zona rica. Es provocativo y muy sexual, pero atrae a mucha gente.
La gente critica a la putaria por sus letras, sobre todo en lo que respecta a las mujeres. Aunque eso no quita que las mujeres la canten. De hecho, habláis de una mujer que tiene su propia banda, llamada Apetitosas.¿Qué le ven de atractivo como para formar parte activa de esto?
FB: Curiosamente, las Apetitosas se etiquetan de feministas en una de las entrevistas. Este grupo, puede ser considerado como una reacción contra la predominancia masculina en el funk. Personalmente, opino que sería más lógico cantar sobre cómo dominar a un hombre y no cómo ser dominadas por ellos. Aun así, hacen dinero con ello y quizá sea la única vía que tengan para mejorar su calidad de vida.
ER: Lo que más les motiva es el interés comercial que suscita, es una manera de hacer buen dinero y se divierten con ello. También hay grupos funk que se muestran algo más agresivos hacia los hombres, diciendo que las mujeres pueden hacer lo mismo que ellos hacen, como si fuese una especie de batalla…cada uno tiene una motivación distinta.
FB: De todos modos, la etiqueta de “feminista” es algo muy subjetivo en cada uno. Yo podría decir que soy feminista y tú no estar para nada de acuerdo. Este grupo puede decir que lo es, pero su fin puede verse bajo prismas muy distintos en cada tipo de sociedad. Todo depende de tu contexto cultural y también del tipo de convención que estés intentando derribar. En escena, estas chicas son verbalmente agresivas y muy sexuales pero, cuando el show acaba son mujeres de a pie, que se hacen las uñas y hablan sobre maternidad y sus maridos.
ER: De hecho, a las Apetitosas les encantaría dedicarse al pop funk, pero con el fin de hacerse más conocidas tienen que trabajar en el funk para dares a conocer en las favelas. La gran mayoría gustan de lo que hacen, se divierten y ganan un buen sueldo y eso es lo que toman como motivación. No es el tipo de música que sueñan hacer, pero es un primer paso. En cuanto a las letras, para nosotros pueden ser algo muy cuestionable, pero su visión sría muy compleja de cuadrar con la nuestra.
Hay un personaje que comenta que si las mujeres no fuesen parte de la escena funk de la favela, no habría letras negativas hacia ellas. Entonces, ¿Por qué las mujeres disfrutan del participar en ella?
ER: Si en las favelas alguien quiere ir de fiesta y disfrutar de algo de ocio, esto es todo lo que hay. Estas fiestas son gratis, cerca de tu casa y todos tus amigos están, así que es por dónde quieres salir. El ambiente es muy bueno y también tiene una parte provocativa que gusta mucho. Es algo que está tan normalizado, que todo el mundo lo disfruta tal y como es.
FB: Estas fiestas son el evento más grande de toda la semana, es por y para lo que vives de lunes a viernes. Si no vas, te acabas convirtiendo en un raro. Las favelas con comunidades muy pequeñas donde el marujeo está a la orden del día. Y claro, el vivir en un núcleo tan pequeño puede llevar a que haya mentes del mismo tamaño. Quiero decir, ¿por qué la gente no se marcha de allí? A parte de no disponer del dinero suficiente, también son lugares donde muchos se sienten como en casa ya que es de donde provienen y se encuentran sus familias. Hay una frase muy interesante que dice Bruno, uno de nuestros protagonistas que dice que cuando va a Copacabana o Ipanema y camina por la playa, nota que hay gente que le mira como si fuese un delincuente, mientras que en la favela conoce las normas, su forma de vestir encaja y todo son parecidos. Es su zona de confort. Son minorías sociales y, como para cualquier minoría es complicado romper con todo, perder a tu gente y volverte casi un marginado. ¿Quién quiere eso para uno mismo?
Bruno es como una especie de “antagonista” ya que crea canciones y poemas que elogian a las mujeres, ¿encontrasteis más gente como él?
ER: Si, por supuesto. El retrato que hemos perfilado sobre la favela funk no se puede aplicar a todos el mundo. Hay gente muy dispar, desde evangelicals a gente que busca otra cosa en la vida y se dejan el culo trabajando para poder estudiar fuera o salir de fiesta en otros sitios que no sean la favela. Pero la mayoría o son de funk o son de evangélicas. Bruno es un poco de las dos: elogia a las mujeres, pero también las engaña. Creo que hay mucha gente como él, pueden ser unos románticos pero al mismo tiempo ir poniendo los cuernos por ahí. Muchos hombres adoran a las mujeres, pero no solo a una en particular. También hay mucha violencia doméstica pero Bruno, por ejemplo, no pegaría a una mujer. Es un crisol de gente muy variada.
Bruno dice que el funk de la favela puede ser también un espejo de lo que es la vida allí. ¿Cómo refleja su música su realidad?
ER: Lo refleja de una manera muy fiel. Nos cuenta que las favelas son una especie de sub mundos donde diferentes tipos de leyes y morales pueden ser aplicados, sobre todo en términos de sexo y amor. También es algo que nos orienta sobre lo que otra gente encuentra normal en sus vidas o lo que buscan. Pero aunque digamos que el funk es realidad, la pregunta es, qué vino primero, ¿el funk o la realidad?
La gente es muy religiosa allí. ¿Cómo conecta la religión con el funk de la favela?
ER: La iglesia evangélica está creciendo mucho en las favelas y rechazan el funk, especialmente la putaria, el proibidao e incluso, el melódico. Tiene su propio funk góspel y no les gusta que la gente asista a los bailes. La iglesia es una vía de escape para todos aquellos que están hartos de este estilo de vida. Por otra parte, es muy conservadora y también establece sus normas como que las mujeres y los hombres no son iguales. Algunas de ellas también quieren que las mujeres se tapen con vestidos largos. Es muy diferente al funk, pero no podría decir que es mejor. Está creciendo mucho y me surgen tantas preguntas que me encantaría dedicar mi próximo documental a este tema.
FB: Según tengo entendido, o eres funkeira o evangelico: o bien vas por el buen camino o por el malo. Nosotras queríamos incluir esto porque Aline era una funkeira convertida a evangélica. Lo más interesante era que parecía que el funk era un estilo de vida demasiad sacrificado para ella, pero también hacía ver como que el estilo de vida de la iglesia era más o menos similar. Por lo que vimos en las fiestas de funk y más tarde en la iglesia o te encontrabas a un cantante gritando y exigiendo a la multitud o un pastor que exigía expulsar al diablo de dentro de ti. Es como si Aline se hubiera pasado de un extremo al otro para poder formar parte de un grupo de mayor tamaño. ¿Puede que estuviese buscando algo en lo que aferrarse? Se suele decir que la religión da sosiego a personas de todos los rincones del mundo y que ofrece un motivo para vivir a la gente. Pues el funk es lo mismo para las funkeiras. No es una religión, es una salida y una manera de controlar cada situación. Como evangélica, Aline ya no puede beber y tiene que ser fiel por encima de todas las cosas. Exactamente lo contrario a lo que dicta la vida del funk, pero al menos, tiene el recurso de poder llamarse evangélica ahora. Creímos que era importante incluir este cambio de mentalidad en el documental porque dibuja muy bien lo que ocurre en las mentes de la juventud de manera constante.
¿Y cómo creéis que vuestro documental contribuye en el debate sobre las favelas y sobre lo que se dice de la putaria?
FB: Nosotras solo queremos concienciar e invitar a la reflexión. Simplemente he experimentado lo que es la favela basándome en mi propia cultura. La verdad, es que es bastante interesante cómo el documental está viajando por el mundo y lo diferentes que son las reflexiones en cada lugar. Creo que es muy positivo llegar a ver cómo a los demás les preocupan otras cosas diferentes a nosotros porque, con mucha frecuencia, encuentras un punto de encuentro entre tanta disparidad.
ER: Por mi parte, lo que quería era ofrecer una mayor comprensión, darle voz a estas personas, ver a través de sus ojos y quizá abrir un debate sobre cómo los derechos de las mujeres y los hombres no son iguales. Este problema es algo obvio en todo el mundo, pero es aún mayor en las favelas: los hombres pueden tener varias mujeres, pero no al contrario, la violencia doméstica no es algo extraño…Mi objetivo es el abrir un debate sobre ello y sobre cómo los niños se exponen a ese tipo de letras tan explícitas. Es como decía Bruno: si lo que se quiere es cambiar el funk, entonces lo que hay que hacer es in a la favela y empezar por mejorar las condiciones de vida, porque esa música lo que refleja es la pura realidad. Y ese es el mensaje que quiero extender: el de comprender mejor al mundo, no el juzgarlo.
En definitiva, ¿qué responsabilidad sentías para con la gente que habéis filmado?
FB: Hemos tratado ser tan cuidadosas no poniendo en peligro a la gente con la que hablamos al igual que ellos también nos han cuidado mucho tratando por ejemplo, de no haciéndonos desplazar a sus ciudades natales para rematar las grabaciones.
ER: De todos modos, no creo que este documental nos ponga en peligro de ningún modo. Hay gente que cuenta historias bastante personales pero son reales y conocidas por casi todos. Hubo varias cosas que no pusimos en el documental para protegerles. Pero ellos saben muy bien lo que han dicho y creemos que el retrato que hemos hecho sobre ellos es además de personal, muy positivo. Es muy honesto y muestra tanto la crudeza como la felicidad en la vida.
¿Y cuál ha sido la lección más importante que habéis aprendido de esta experiencia?
FB: Por mi parte, que la interpretación del funk y de sus letras depende mucho de tu procedencia y tu herencia cultural. Pero lo que de verdad admiro es como esta gente vive la vida a pesar de tener un día a día bastante duro. Creo su fuerza es algo que voy a llevar conmigo el resto de mi vida.
ER: Que lo que vemos como normal en nuestra cultura es extraño en las de otros y viceversa. No existe un standard o un concepto universal de normalidad. El protagonista de la película puede pensar perfectamente que mi manera de vivir es un horror. Y eso ha sido una gran lección para mí.
English:
LOVE, SEX AND FUNK: A CHAT WITH “INSIDE THE MIND OF FAVELA FUNK” DIRECTOR’S
The Brazilians dubbed it Putaria: the explosive, flaming and unapologetic emergent music coming out of Rio De Janeiro’s slums and ghettos. The sound is visceral, absolutely dance-appealing, but also sexually-charged – both in its appealing drum beats and in its pervasively explicit lyrics. The genre, which sips its underlying energy from Brazil’s rich funk heritage, has been making waves throughout the globe in recent years and artists such as MC Bin Laden, MC Pikachu or G3 are carving a name for themselves outside the favela’s borders.
Yet, putaria is also a mirror to life inside these underprivileged communities, where poverty, gangsterism and violence are ingrained. Moreover, its lyrics expose the social dynamics within the favelas, especially those concerning relationships between men and women. Indeed, it was these lyrical constructions, where machismo is atop, that captured the interest of Elise Roodenburg and Fleur Beemster, respectively director and co-director of the documentary “Inside The Mind of Favela Funk”.
Hailing from Netherlands, Elise and Fleur met in Rio while developing independent social researches. Elise planned documenting favela funk’s scene following the intriguing interest of her friends in this music.
Running for little more than an hour, “Inside The Mind” presents an intimate portrait of the lives of a group of favelas’ residents all the while exploring the connection between putaria’s messages and its reflex on love and sex among the communities’ dwellers. The focus is mainly on the youth’s perspectives, thus solidly building a narrative that digs generously into putaria’s influence in the upcoming generations and the bonds it forges within these cast off neighbourhoods.
On a chat with Staf Magazine, Elise and Fleur, who’ve been developing social researches in Rio De Janeiro, reminisced on the challenges of shooting in the favelas, empowering women and putaria’s takeover of Rio De Janeiro’s inner city clubs.
How did “Inside The Mind of Favela Funk” come about?
FLEUR BEEMSTER: I was in Brazil researching the country’s social changes due to FIFA’s World Cup and the Olympic Games when I first met Elise [Roodenburg] in a meeting with activists. I thought ‘what are the odds of finding another Dutch girl in a gathering of Brazilian protesters?’ She was researching on similar grounds and we started helping out on each other’s projects. She’s an Anthropologist and did a lot of research on favela funk. At the time she already had taken the first steps to shoot the documentary, surprised by favela funk’s popularity among her female friends – considering that this music can be regarded by Westerners as degrading towards women. So a year later we filmed the biggest part of the feature over the period of a month and now it’s finally out.
And what motivated you both for this project?
FB: Favela funk’s scene is frowned upon the majority of Brazilian society and usually when you have a similar cultural advent, people get interested in its story and the people in it. I was also intrigued by women and men’s relationships and wondered if they’d open up about their lives in the favelas. It so happens that they were actually very open to us. Some of them are Elise’s friends, so there was a trust bond of sorts established right from the beginning.
How did people treat you throughout the process?
ELISE ROODENBURG: We were warmly welcomed. Of course there are people who are a little reluctant and keep a bit of a distance because they feel somewhat threatened by strangers coming in, but people are generally so nice.
FB: We couldn’t film everywhere, especially on the streets. Most of the favelas where we filmed – Vila Cruzeiro, Cidade Alta, Complexo do Alemao – were all gangster dominated, so some rules applied. You can’t even take photos of people on the street with your phone. We always had to organise everything, that’s why we also filmed a lot indoors. But our characters treated us very kindly, they were so welcoming and happy to receive us. It is a very warm culture.
ER: It’s just something that comes up so naturally, it didn’t even cross my mind that people could act differently because I was white or foreigner or blonde. So I felt totally accepted. They might notice you are a foreigner and make a comment on it, like calling me ‘barbie’, but in a positive way, more as a joke. There was probably some people who disliked it, but there was also those who don’t care or actually liked it and exchanged ideas. But being a gringo didn’t change our relationship with them, it all flowed as equals.
And how did people react to the documentary when they saw the final outcome?
ER: I haven’t seen the documentary with all of them, but I think they just liked seeing themselves. But there wasn’t a very strong reaction by way of reflecting on their lives. They find it funny, sometimes a bit embarrassing, other times they feel proud. Bruno was very proud of people liking his poetry. I was in Rio Film Festival and a lot of people came up to Bruno and wanted to help him out publishing his poetry book.
Did you face any particular challenges for being two foreigner women shooting a documentary about favela funk’s women-stigmatising sub-genre putaria?
FB: I’d say that perhaps as two female directors, we came across as non-threatening. Discussing relationships and sexual standards with our female characters was therefore easier. But our team was also formed by Ward Trommelen, our sound operator, a driver and a fixer from the area, who’s a friend of Elise. So it wasn’t just us women, we were always with a small group of people, also formed by men.
So how big is favela funk – and especially putaria – in Rio De Janeiro?
ER: It is extremely big. Putaria is a specific genre, then there’s proibidao (gangsta), pop funk, funk antigo (old funk), evangelic or ostentacao (ego/bling-bling). Funk ostentacao is doing very well in Sao Paulo, while putaria is most popular in Rio De Janeiro. Whatever the favela in Rio you walk into, you’ll hear funk and it’s usually putaria. They play it day and night and you can’t escape it. If your neighbour or a bar is playing it pretty loud, you’ll have to listen to it. And the kids listen to it, so even if you are evangelical and you don’t like that your kids listen to it, you just can’t escape it. Outside of the favelas in Rio, people are also listening to funk, which is something I find hypocritical. These outsiders tend to be judgemental, they criticise funk. However, around midnight, at any party in the city, funk is being played. If you play it in a bar or in a rich area in Rio, you’ll find the place filled with people. Funk has this thing: it’s provocative and highly sexual, but it attracts a lot of people.
People judge putaria mostly by its lyrics, especially concerning women. Still that doesn’t mean that there aren’t women singing putaria. You actually feature a women-only group called Apetitosas in your story. What do they find attractive in the scene so to be part of it?
FB: Interestingly, the Apetitosas called themselves feminists in one of the interviews. This group can be seen as a counter-reaction to the male-dominated funk music. I myself might find it more logical to sing about dominating guys instead of being dominated by them, but that’s just not how they express themselves. However, they make money from it and maybe that’s a way for these girls to improve their lives.
ER: What motivates them the most is the commercial interest, it’s a good way of making money and they have fun doing it. You also have funk groups that are a bit more aggressive towards men, saying that women can do what men do as well, sort of like a battle. There are different motivations.
FB: Yet, for me, putting the label feminist on someone is also subjective. I could say I’m a feminist and you could disagree. This group can say they are feminists, but that motivation may be seen differently when viewed upon in other societies. It really depends on your cultural background and social environment, and also with which convention you try to break with. On stage these women are really verbally aggressive and very sexual, but when the show’s over, they are just your everyday women, showing their nails and talking about motherhood and husbands. It’s also just a show.
ER: Actually Apetitosas would like to do pop funk, but in order to reach that stage they first have to be funk artists and to be known in the favelas. Most of all they love what they are doing, they have fun with it and a good salary, so that’s kind of motivational. It’s not the music they dream of making, but it’s a first step towards a sing-star career. But on the matter of the lyrics, these might seem questionable for you and me, but women in the favela don’t always see it that way.
There’s a character that says that if women weren’t into favela funk, then maybe there weren’t any negative lyrics. So why do women enjoy the scene and sort of participate in it?
ER: In the favelas if someone wants to go out to a party and enjoy some leisure, this is all there is. These parties are free, nearby and all your friends are present, so this is where you want to go. It has a great atmosphere and also this provocative side that they like. It is something that became so normal for them that they enjoy it.
FB: These parties are kind of like your weekly thing, what you live for during the week. It would take a lot of dedication not to go and you would maybe even end up an outsider. The favelas are really small isolated communities and there is a lot of social control and gossiping. Living in such a community anywhere, can bring along some closed-mindedness. I mean why don’t all people move out of the favelas? Besides not having money, it’s also the place where a lot feel at home, it’s where their families come from. There’s quite an interesting quote from Bruno, one of our main characters, where he says that when he goes to Copacabana or Ipanema and walks down the beach, he sees people looking at him as though he were a thief. While on the other hand, in the favela he knows the rules, his clothes make sense, everybody looks similar. It’s his comfort zone. People living in favelas are minority groups and with any minority in whichever society it’s very hard to just leave and break with everything you know. On top of that you might be seen as an outsider. That is hard, it could mean you lose your people and who wants that? It’s so complex.
Bruno strikes as a counter-figure because he sings and writes poetry praising women. Did you find more people like him?
ER: Yes, definitely. The portrait we’ve created of favela funk is not applicable to everyone in the favela. There are a lot of different people, like a big group of evangelic and others who look for other types of living, who work their asses off and have enough money to study and go to parties outside the favela. But the majority either likes funk or is evangelicals. Bruno has a bit of both in him. He praises women, but he also cheats. I think a lot of people have a bit of both, they can be romantic partners but at the same time they cheat. A lot of men in the favela praise women, but they don’t praise just one woman. There’s also a lot of domestic violence and Bruno is a person who wouldn’t do that. It’s just a melting pot of so many people, there isn’t just one single type. There are more people looking to get cultured from outside as well as integrated.
Bruno said that favela funk can also be a mirror to what is to live in the favela. How does this music reflect life in the favelas?
ER: It reflects a lot. It tells us that favelas are kind of sub-worlds and cultures where different laws and morals and values are applicable, especially in terms of relationships, love and sex. It’s also something that tells us that what we find normal or good or bad is not always something that other people find normal or look for in their lives. But there is this thing that funk is reality, although it comes up with a question: which came first, reality or funk? I think this is an exchange, it was somehow reality for some people and then influenced others’ behaviours. It’s kind of both ways.
There are quite a few plans of religious services. How does religion connect with favela funk?
ER: The evangelic church is getting bigger in the favelas and they reject favela funk, especially putaria, proibidao, even funk melody. They have their own gospel funk and in church they’re not very fond of people who go to baile funk. The evangelic church is sort of an escape for people tired of this sort of life. On the other hand, it’s very conservative and they also put up rules – unequal ones as well both for women and men. There are even evangelical churches who want women to cover themselves with long dresses. It’s different from funk, but I wouldn’t say it’s better. It’s growing a lot and I have a lot of questions about it and I would like my next documentary to be on this topic.
FB: As I understood, you’re either a funkeira or an evangelico: either you live the good or the bad life. We kind of wanted to include that because Aline was a funkeira and changed to evangelica. The thing that interested us the most was that funk seemed to be such an extreme and dedicated lifestyle for her, but then the evangelical church seemed to have similar meaning. From what we saw at the funk parties and later at the church, it was either a singer shouting and demanding the crowd or a pastor demanding to drive out the devil inside you. It seemed like she went from one extreme to the next, to be able to belong to a bigger group. Could it be Aline was looking for something to hold on to? Generally speaking, religion brings comfort to people all around the world, it provides one with life goals. The funk lifestyle has a similar meaning for funkeiras. It’s not a religion, it’s an outlet, and helps processing things. As an evangelic Aline can’t drink anymore and has to be faithful at all times. The exact opposite of the funk lifestyle, but at least she can call herself evangelica now. We thought it to be important to include her change of mindset in the film. It represents in some ways the polarised mindset of the youth.
And how do you look to contribute to the conversation about life in the favelas and what we hear on putaria with your documentary?
FB: Just awareness or maybe a reflection. I can’t have an opinion on something that happens so far away from me. I can only experience it and take it back and reflect on it based on my own culture and surroundings. It’s quite interesting that now that the documentary is travelling to different parts of the world, that it can be used as a point of reflection in different cultures. Our documentary shows such a different reality for many people. It’s positive that people get to see how others care about different things in other places, take the themes from the movie and start reflecting on their own daily life. More often than not, a lot of similarities are found rather than differences.
ER: Yet, I wanted to create more understanding, give [these people] a voice, see it through their perspective and maybe raise a debate on how men and women’s rights aren’t equal. This is obviously a problem in the whole world, but it’s bigger in the favelas. Men can have several women, but a woman can’t have many men. There are sort of rules upon that and subsequent domestic violence. I wanted to raise a discussion about it and how to deal with the fact that children listen to these very explicit lyrics. It’s like Bruno says: if you want to change funk, then you should go to the favela and start improving the living conditions, because funk reflects that reality. It’s the message I kind of want to give to the world: to understand it better, not judge it.
In the end, what responsibility did you feel about the people you filmed?
FB: We were extra careful because we didn’t want to endanger the people we spoke with just as much as they didn’t want to endanger us by inviting us to their hometown.
ER: Still, I don’t think this documentary endangers anyone in any way. Some people tell quite personal stories, but these are real and people know this. There were some things we didn’t put in the documentary in order to protect them though. But they know very well the things they’ve said and I believe the portrait we made of them is personal but also a positive one. It’s very honest and shows both hardship and happiness in life.
And what was the most important lesson you took from this experience?
FB: You can look at funk and the lyrics whichever way you want, you process it depending on where you come from and your heritage. But I really admire the way people go through life, even with their tough daily lives. I think it’s really something that I could take back for the rest of my life, to be inspired by the strength these people share within their hearts.
ER: What I find normal in my culture is just as weird for others as I find other peoples’ cultures weird. There’s no standard or one normality. The film’s protagonists might think that the way I live my life is something they feel uncomfortable doing. That was a big lesson for me. It’s very interesting to come closer to people from different cultures, with different lives and with that you learn about your own culture as well.
MC BIN LADEN HIT
MC PIKACHU + G3 HIT