Arufe dentro del colectivo Arkestra representa un valor en alza. Pero siendo honestos hay que decir que la familia lo sabe mantener a niveles poco frecuentes por estos lares. Echando la vista atrás, haciendo una breve retrospectiva de los trabajos del gallego, se demuestra que el riesgo a negar la tesis establecida no es que sea una necesidad, sino que representa el motor de su propio discurso musical. Años atrás, en 2009, Judah toma por primera vez los mandos y entregan “Back in the Days”, despues, en 2012 y sudando pretensión en el titulo, “A love Supreme”. Ahí es nada, pero, ¿quíen se atreve a calmar el ardor de una juventud con tales referentes ?. Al carajo o carallo, que dicen por allí. La lírica no flaquea, aunque lo parezca, tiene ese punto de cándida inocencia infantil del que no filtra el contenido y vomita sin reflexión previa. Un sindrome de Tourette en ciernes con coprolalia incluida que dirían algunos con tal de solventar rápidamente la papeleta lanzando la pelota de la culpa sobre el tejado del otro. En este entorno se está gestando lo que dará a luz a finales del mismo año. Esta vez trae calidez de arena y playa,“Tropicalia”. Telmo Trenor pone el beat y Arufe desarrolla textos más precisos y consistentes, afianzando el estilo en cada palabra. Para cerrar el circulo, en 2013 Bflecha se lo sirve en bandeja a base de synth-funk al límite con brillantes destellos pop sobre los que el mc no pierde la oportunidad de dejar bien claro que “todo va estar bien”, como todos queremos que esté. Con estos antecedentes llega “Isla”, trabajo en el que Arufe se desmarca junto a Mwëslee y su antiguo cómplice Judah para perpetrar un disco de rap en doce cortes. Ambos beatmakers amplían el rango de sonidos a base de frescas atmósferas cargadas de sintetizadores y aromas a r&b contemporáneo. Y como favor con favor se paga, es ahora Bflecha la que flanquea uno de los costados del inclasificable Arufe en “Copacabana”. Al otro lado dos espadas más, Kongo Lacosta en “Nellcôte” y Dorote en “Polvo de Estrella”. Pero para el que escribe, lo interesante del tema se encuentra en los textos del coruñés. Lo que las liricas sintetizan de forma magistral es la esencia del aquí y el ahora. Descaro, mediatez, superficialidad, desahogo y desenfreno, controlado o no, qué más da. Lo que no se puede poner en duda es que “Isla” es fiel reflejo de una sociedad en la que las opciones van quedado reducidas a asomar la cabeza por una de las miles de pantallas que acceden a un mundo sin existencia más allá del marco virtual en el que esconderse tras la figura de un nuevo avatar que cumpla escrupulosamente los requisitos establecidos por el ultimo grito en molar, previo pago. ¿Qué esperabas que hiciese el chaval?, me pregunto mientras disecciono cada uno de los cortes en el refugio que representa el pequeño oasis de mi cuarto, tal y como imagino hacer el gallego para escribir las rimas de/desde su particular “Isla”. La palabra terapia resuena continuamente en mi cabeza. Sí, claro que es explicito en los temas que toca. Sexos, drogas y “pa’lante” pero de “tranqui”. A roquear la vida como signo de los fugaces tiempos que corren. Una huida hacia delante sin más normas que la intención que apurar hasta la médula cada segundo que se va para no volver, escupiendo desde la polimorfa esquizofrenia del endiosado YO de la contemporaneidad, el nihilista estado de las cosas. ¿A caso no es la realidad expuesta sin tapujos lo que molesta al hombre incapaz de reconocer las verdades del barquero cuando son directamente lanzadas sobre su cara?. Otro disco que confirma lo que a pocos les queda por saber. Arkestra se muestra de nuevo como un referente para la música de hoy.
Juan Antonio HR