La vida salvaje y la naturaleza centran la temática de las obras de Roberto Rodríguez, un artista asturiano que en su serie ‘Wild Nature’ representa imágenes con colores y formas psicodélicas al tiempo que frescas, con un diseño exquisito.
En su trabajo se observa un ambiente enigmático, en el que los animales, creados con multitud de colores y formas muy definidas, son los protagonistas, teniendo como resultado un gran impacto visual e hipnótico. Y es que observar uno de sus cuadros es como disfrutar de una increíble puesta de sol.
Soy Roberto Rodríguez, nací en Avilés (Asturias), y básicamente me dedico a crear imágenes, generar piezas, cuadros y objetos, a base de formas y colores. Para mí es una necesidad desarrollar una idea y disfrutar del proceso.
Ya desde muy pequeñito mataba los ratos dibujando y pintando lo que fuera, recuerdo que uno de mis primeros intentos de ‘algo’ fue rescatar mi primera tabla de patín (en aquel momento creo que como mucho bajaba cuestas de pie y daba golpes con los ejes en los bordillos de las aceras de debajo de mi casa). Lo que hice fue fondear de rojo (con esmalte) y dibujar encima un ‘Bad Boy’ y el logo de Bones… ¡menudo desastre! Más adelante intenté redibujar un gráfico destrozado de una H-Street Chad Voght, un pingüino encima de un trozo de hielo o algo así… ¡peor aún!
Mi trabajo en estos momentos es bastante psicodélico en cuanto a formas y colores, texturas, etc. Y respecto a la temática, podríamos decir que es en su totalidad un rollo animalista, paisajista, con un poco/mucho de fantasía… Ahora mismo es con lo que más cómodo me siento y mi línea de trabajo sigue por ahí, investigando y experimentando en torno a ello.
Con mi trabajo quiero emocionar o captar la atención del espectador durante unos segundos, a través de los colores y las formas. Pretendo que la persona que se para delante de una de mis obras, consiga abstraerse e integrarse en la ficción por un momento y entretenerse un rato en ella, nada más.
No sabría decir cuál es la idea más extraña que he desarrollado, pero, recientemente, unos cuantos amigos nos fuimos al monte a celebrar una especie de ‘boda loca’ al lado de un río (en la cual los novios iban disfrazados de gnomos y, por supuesto, todos gritábamos “¡¡¡Vivan los gnomos!!!”). Como regalo, nos llevamos dos bastidores y pinturas para inmortalizar el momento entre todos durante la fiesta, ya de noche y con todo lo que ello conlleva…
Mi trabajo lo compagino con otras actividades porque de algo más hay que sacar lo necesario para vivir, por desgracia (o no…). El diseño y la ilustración (más comercial), junto con la pintura son mi día a día. La familia, mi pareja, nuestras mascotas, por supuesto que tienen su hueco importante, y el surfing, y el deporte (nadar, correr, lo que sea) completan la ecuación.
La motivación para crear, en realidad, es más una necesidad. Conseguir y construir un soporte sobre el cual empezar a dibujar y pintar, pensar sobre él. Soltar todas esas ideas y proyectos que dan vueltas en tu cabeza resulta necesario para algunas personas. En cuanto a la inspiración, hoy en día es tanta la información visual que recibimos a través de todos los medios a nuestro alcance, que a veces resulta complicado saber qué es inspiración o qué es una re-interpretación de una imagen grabada en tu cabeza, algo que has visto en un momento dado, incluso de pasada. Los cómics, los gráficos en tablas de patín, el trabajo de otros artistas/ilustradores, ir a ver expos, viajar… todo aporta algo. Muchas veces resulta mucho más inspirador ese momento en que te quedas parado observando los colores de una buena puesta de sol, una luz en concreto en un entorno natural, fuera de la ciudad. Para mí son imágenes que activan mi cabeza de manera inmediata, sensaciones, momentos. Es ahí donde empieza a funcionar y a gestarse una idea (misticismos a parte).
Todos los bastidores los monto yo, en madera; algunos llevan un trabajo más delicado en los bordes y las esquinas (pulidas y redondeadas) y sobre estos pinto solo con spray. Partiendo de una idea o boceto (no siempre cerrados) empiezo a fondear, hacer degradados y dar texturas (dripping) y una vez conseguido, empiezo con la figuración. Para ello utilizo cinta de carrocero superpuesta, tira sobre tira, hasta conseguir la superficie necesaria (como un folio en blanco) sobre el cual dibujo y encajo la figura, para luego empezar con el cúter a recortarla por planos y hacer reservas para aplicar colores. Esto es un poco extraño cuando lo cuentas, en ocasiones amigos o compañeros que se interesan al no entender cómo está resuelta una pieza, y preguntan, se sorprenden y llegan a pensar que algo falla en mi cabeza (jajajaja). Es un proceso que en ocasiones se complica más de lo que debería, pero es como creo que tiene que ser para conseguir este resultado.
Ahora mismo acabo de presentar en Zaragoza ‘Wild Nature’, en el espacio Lasala. Y lo siguiente que tengo en mente es hacer crecer esta serie y presentarla en el norte y en el sur de la península. Pero todavía estoy intentando cerrar con galerías en estos lugares. Por lo pronto vuelvo al estudio, con encargos pendientes y nuevas ideas con las que experimentar y continuar con esta línea de trabajo. Creo que van a salir cosas muy chulas, piezas más complejas y me gustaría poder llevarlas a formatos mayores aún. Los relieves y la madera cada vez tiene más presencia en mis cuadros, y quiero evolucionar en este aspecto, dedicarle un poco más de estudio a esa parte de mi trabajo.
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