Los Fulanos.
Reyes del Boogaloo

5 December 2012 Texto: David Moreu. Fotografía: Buenritmo - Archivo.

Barcelona no es solamente el espíritu pop que se respira en sus calles y clubes, sino que también se abre al mundo como una batidora cultural y surgen grupos de rock mestizos que le dan un aire canalla a sus noches más desenfrenadas. Aunque podríamos hablar de muchas bandas fascinantes, los grandes triunfadores de esta escena alternativa son Los Fulanos, un grupo que acerca los ritmos calientes de la salsa y el boogaloo a un público ansioso de fiestas originales, que se alargan hasta el amanecer. No en vano, este combo bárbaro se ha ganado una merecida reputación gracias a su directo explosivo y el legendario Joe Bataan no dudó en pedirles que hicieran de banda de acompañamiento para su último álbum y su exitosa gira europea. Aprovechando que Los Fulanos acaban de editar su primer LP, que responde al sugerente título de Si esto se acaba que siga el boogaloo, nos hemos sentado en una terraza del barrio Gótico con Manuel Santiesteban (vocalista y compositor) para hablar sobre este delicioso quilombo musical.

Remontémonos a los inicios de esta aventura tan mestiza. ¿Cómo empezaron Los Fulanos?
Hay un lugar en Barcelona que se llama Nación Funk – Siberia, que es un estudio de grabación y de ensayo donde se reúnen varios grupos, todos ellos alrededor de la banda madre que es la Fundación Tony Manero. Entonces, el bajista de la Fundación, Juan Carlos Díaz (también conocido como la Deliciosa Smith) tuvo una iluminación divina y dijo que quería montar una banda de boogaloo. Yo entré cuando ya habían probado varios cantantes, así que fui el último en incorporarme. Ellos tenían mucha experiencia y al cabo de una semana ya estábamos grabando el Arqueología, que eran cuatro temas, con lo cual ya empezamos a funcionar.

Desde hace unos años se vive un revival del soul y del funk, pero casi nadie ha reivindicado el boogaloo. ¿A qué se debe esta falta de interés mediático?
Lo que tiene éxito es la parte más Motown del soul, una música hecha por negros, pero también pensando en un público blanco. Lo que sucede con el boogaloo es que surgió cuando la comunidad latina de Nueva York en los años 60 sintió la necesidad de decir “o tocamos latin jazz o no tenemos una música pop nuestra, porque nosotros ya estamos aquí, somos la segunda o la tercera generación”. Realmente, fue un intento de mezclar esas raíces latinas con la música que funcionaba en la calle, que era el soul. Fue un período muy corto de tiempo que dio una música fantástica y muy apetitosa, pero que no llegó a tener la trascendencia internacional de otros géneros. Por eso ha quedado en el olvido.

¿Conocías la leyenda de este género cuando entraste en la banda o tuviste que hacer arqueología musical?
Personalmente, lo entiendo desde un punto de vista menos idílico de lo que se vende en general… en plan los latinos y los negros hacían barbacoas juntos en el Bronx y dijeron “yo tengo una conga y tú sabes tocar un riff de soul, pues toquemos juntos”. No es tan idílico, sino que hubo unas mentes pensantes que vieron que esto molaba y decidieron unirlo para vender discos. El concepto de “vendamos discos” está ahí. Vieron lo que sonaba en la calle y que si se ponían a tocar son no se comerían ni un rosco en Nueva York. Fue como una puesta a punto de la música latina para que funcionase, pero el resultado es genial y no le quita autenticidad. Los Fulanos sabían un montón, sobretodo Juan Carlos, así que cada día descubría cosas, como que Cheo Feliciano tocaba salsa brava, que Héctor Lavoe cantó boogaloo cuando era joven… porque entonces fue un momento de reivindicación.

Los Fulanos empezasteis con versiones de clásicos y adaptando temas de rock al boogaloo, como el Kiss de Prince…
Cuando se toca una música antigua, siempre surge una contradicción. Y en el caso de Los Fulanos fue que no éramos latinos, ni mulatos, ni estábamos en el Nueva York de los años 60. Tardamos un poco en resolverlo, aunque la primera actitud fue querer sonar exactamente igual. Pero la formación que habíamos elegido no nos permitía sonar de esa forma y, además, éramos muy arrolladores, tocábamos muy fuerte y eso seguramente es lo que gustó. Un comentario común es “a mi la música latina no me importa, pero me habéis gustado mogollón”. Ni Black Power ni Latin Power, porque no es nuestro caso. El boogaloo ya nos salía bien, así que buscamos un camino propio.

Siguiendo vuestra trayectoria, ¿cómo surgió la colaboración con Joe Bataan y cómo fue la experiencia de grabar aquel álbum con sus hits?
Nuestro antiguo sello tenía los derechos de algunos de sus discos, así que cuando vino de gira era una opción lógica que nos juntaran. Fue fantástico y aprendimos un montón porque salió todo muy natural. Eran sus canciones, pero cambiamos algún arreglo y probamos cosas nuevas. Por ejemplo, en The Bottle él había hecho una versión instrumental y dijimos “tío, cántatela, que está de puta madre”. Entonces hicimos algún arreglo para que sonara diferente y nos dio bastante libertad. Él estaba encantado y nos comentó que le insuflamos vida con las ganas que teníamos. Él nos daba autoridad y conocimiento, y nosotros le dimos rock n’ roll. Yo aprendí mucho como “frontman” y tuvimos varias charlas, porque él es muy de dar consejos.

Además de grabar el disco, fuisteis su banda de acompañamiento en la gira europea. ¿Recuerdas alguna anécdota curiosa de aquellos viajes?
Tocamos en Madrid, en Barcelona y fuimos a Francia y a Finlandia. Salir de tu país es genial porque ves cosas diferentes y te das cuenta de que en España, aunque no seamos latinos, este tipo de compases nos vienen de oído y el público se lo espera. Pero cuando cruzas los Pirineos, la gente se vuelve loca. Yo he pasado mucho tiempo en París y todo lo que sea salero o groove latino les suena exótico. Allí lo fliparon y estuvo de puta madre. En mi caso era mi primera salida a Finlandia, un país lejano donde te tratan bien, donde un tío que no conoces de nada que te espera con un cartel con tu nombre y todas estas cosas son muy guay. En gran parte, si no hubiera sido por Joe Bataan, aquello no habría sucedido.

Justo después empezó a circular el rumor de que Los Fulanos grabaríais un disco, pero os demorasteis casi cuatro años…
Realmente está muy bien pillado el nombre de Los Fulanos porque somos profundamente vagos. Por una parte tenemos otros proyectos y la banda nació para pasarlo bien. No queremos hacer introspección ni pasarnos un mes en el estudio trabajando. Empezamos a hablar del disco en una época en la que, por cuestiones de la crisis, el número de bolos había disminuido mucho y entonces era el momento perfecto. A mi siempre me ha gustado componer y en ese momento salí de la esquina y me puse a escribir. No había una fecha de lanzamiento, así que nos lo tomamos con calma, presenté los temas, los arreglamos con la banda y los fuimos ensayando.

Durante las sesiones de grabación ¿os guiasteis más por el “feeling” que por la perfección del sonido?
Nos interesó jugar con los diferentes elementos. Nosotros tocamos una música que está entre el soul y los ritmos latinos y ambos utilizan los instrumentos armónicos de forma muy percusiva. En ese sentido, cumple la misma función un tumbado de salsa que una guitarra en el funk. Los dos están haciendo un riff que da un cierto porcentaje de información armónica y rítmica. Lo mismo pasa con las percusiones que acompañan a la batería, pero que también trabajan al mismo nivel. Hay temas en los que el piano no tumba, pero está haciendo un riff de funk o de soul. De hecho, nos dimos cuenta de que cuando nos poníamos más interesantes con la posproducción, las canciones perdían todo su rollo. Puede que consiguiéramos lo que queríamos, pero quedaba claro que esos errores son los que molan, sobre todo las oscilaciones de tempo y las cosas que salen mal… hay una parte muy importante de improvisación y de jazz en todo esto, no puedes tocarlo todo exactamente como es.

Me gustaría preguntarte por dos canciones del álbum. La primera es The end of the world, que fue el single de presentación. ¿De qué trata realmente este soul con ecos apocalípticos?
Los chicos decían que era una locura y que no funcionaría. Yo quería hacer un tema largo, que la dinámica fuera progresiva y que nunca hubiera un escalón, sino que cada vez fuera a más. Juan Carlos había sacado una línea de bajo jugando con el Acid de Barretto, yo puse esos acordes y el resultado era muy groovy, pero también misterioso. Entonces me vino la idea de presentar el tema como si fuera el apocalipsis de San Juan, pero viendo como la gente se agrupa en la pista de baile porque éste es el ritmo para bailar en el fin del mundo. También metí bromas, como “los ángeles moviendo las alas” y luego ver todos los muertos que están bailando, entonces es cuando digo “mira Héctor Lavoe y Belcebú, bailando juntos el boogaloo”.

Uno de los temas con más swing es Why don’t we do some boogaloo?. ¿Qué historia se esconde detrás de él, con esa introducción tan vintage?
La idea para la introducción es de Monty Python. Nadie lo hubiera hecho en los años 60 y, evidentemente, en la Fania eso no existe. Why don’t we do some boogaloo? es una guajira rápida, porque el bajo y el piano están tumbando, pero los acordes son de rhythm & blues. Recuerdo decirle al saxofonista que quería que el solo fuera de twist y que tuviera ese concepto súper adolescente de “oh, ésta es la primera noche que salgo de fiesta”.

Ahora que el disco ya está en la calle y ha cosechado críticas muy buenas, ¿cómo afrontáis los conciertos y qué planes tenéis para el futuro?
El concierto de Los Fulanos es arrollador en el sentido de la actitud, porque hay momentos que es punk. A mi se me va la castaña como cantante, tirando cosas o gritando. El hecho de estar tocando un groove latino de esa manera, creo que es una de las reglas que le da rollo a esta banda. En directo tienes la sensación de estar viendo un bolo de rock n’ roll, pero estamos tocando boogaloo. En diciembre y enero haremos seis fechas por España, y Albert ya me ha dicho que hay que empezar a componer de nuevo. Así que yo encantado porque componer es muy divertido.

 

Video de End of the world

 

www.facebook.com/losfulanosbcn

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