Cada obra de Jay Riggio es una historia, y para contarlas, se sirve de imágenes recortadas y perfectamente ensambladas con sentido propio y una gran uniformidad. Las fuentes de papel que utiliza y su ingenio para unirlas son los ingredientes que tienen como resultado historias que hablan del amor y de la muerte.

Como decía Marcel Duchamp al definir el ‘objeto encontrado’: “éste es cualquier cosa que elige un artista para sacralizar como arte, desde una piedra que llama su atención en un camino a una imagen que le gusta en una revista”. En el caso de este creador afincado en Nuevo York, los animales híbridos y paisajes singulares son los escogidos para reflejar con humor e ironía los problemas que acucian a la sociedad actual.

Soy un artista que vivo y trabajo en Nueva York. Me encanta el hecho de crear algo nuevo. Cuando lo hago, es desde mi propio mundo y bajo mis términos; tengo el control total de mi trabajo. Vivimos en un mundo en el que tenemos poco control de las cosas, y por eso, tener el control total de algo es especial para mí.

Crecí patinando, y a través de este deporte me expuse a una forma creativa de pensamiento. Como skater, tu mente se va modelando desde muy pronto para ver tu entorno de manera diferente. Patinar abre tus sentidos y te reta a apreciar posibilidades en lo mundano. Con los años, comencé a interesarme por la imagen, el cine y la fotografía. Y ese interés me llevó a la fascinación. Empecé a pintar y jugar con recortes de papel, lo que me trajo hasta donde estoy ahora.

Creo que el aspecto visual de mi obra se presta a existir en algún lugar en un universo alternativo, pero el principal tema es muy humano. Estoy interesado en muchas cosas, si bien mi trabajo se centra sobre todo en el amor y la muerte. Mi objetivo es contar una historia con cada pieza que creo, y si puedo transmitir una emoción o evocar una respuesta en el espectador, estoy satisfecho.

Cuando no estoy creando, estoy con mi novia y nuestros perros. Si hace buen tiempo, patino y salgo a comer y beber con mis amigos, o salgo con la bici a explorar la ciudad.

Para mí, la inspiración viene de muchas cosas. En mi mente hay un montón de preguntas sin respuesta, y el arte es una forma de buscarlas. En el camino tropiezo con cosas que no habría encontrado si no hubiera comenzado la búsqueda.

Todo lo que hago es a mano: uso un cúter, pequeñas tijeras de costura y pegamento en espray. Colecciono libros, revistas y cualquier cosa en la que pueda encontrar un tema interesante. No hago ninguna copia de la imagen. En todos los collages uso materiales originales. Veo las posibilidades dando vueltas a los libros, cortando imágenes… A partir de ahí, construyo sobre esa imagen y espero a ver dónde me lleva todo.

Ahora voy a comenzar un viaje a través del país con mi novia y nuestros perros. Ella tiene una caravana. Empezaremos en Seattle, siguiendo hasta California y luego de vuelta a Nueva York. Planeo hacer paradas en el camino, conocer gente, y vender mis obras y mi nuevo libro. Además de eso, espero mostrar mi trabajo en tantas galerías como pueda.

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