Fer Sapo

3 February 2019 Texto: AES Rando. Fotografía: de cada autor. Excepto las que no, que fueron realizadas por Juanjo M. Fuentes en los años 90 en el concierto que dieron El Corazón del Sapo en Velez Málaga, con la siguiente formación: Fer, Guillermo y Negro al bajo y Caspas a la batería. Foto cabecera: Adrián Lázaro (ZGZ, sala Arrebato, 2017).


No queríamos cantarle a la revolución sino hacerla

Se trata de una de las personas claves en el punk de los 90, donde participó con su grupo El corazón del sapo, muy activo en la escena punk y en los centros sociales de Aragón. Si algo distinguió a El corazón del sapo fue la calidad de su música y de sus letras, lo que hizo que rápidamente obtuviera mucha atención; desde luego, fueron un punto y aparte.

Una obra sólo existe gracias al afuera y en el exterior, nos tiene que facilitar líneas de fuga, y es esto lo que nos proporcionaron sus discos en todos estos años, una banda sonora de la revuelta.

 

 

En 1993 empezaste con el proyecto de El Corazón del Sapo, un grupo de música muy militante ¿en qué contexto personal y social nació el grupo?
La banda nació en el 91 cuando el convulso siglo XX llegaba a su fin y en el Planeta se instauraba el llamado Nuevo Orden Mundial. Uno de los Muros, el de Berlín, había caído, la Operación Tormenta del Desierto cubría de nubes negras Oriente Medio y los EE.UU desplegaban sus tropas y su estilo de vida a todas las esquinas del Mundo, mientras el PsoE de la reconversión industrial, del Si a la Otan y el GAL, se dedicaba a apoyar a los “yankees”, a liberar golpistas y  encarcelar insumisos. Ese era el contexto social y político, y 30 años después el influjo de aquellos acontecimientos sigue marcando el ritmo de nuestra vida en estos días.
Nuestra vida entonces como ahora era luchar, luchar y luchar. No podíamos entender ni concebir nuestro día a día de otra manera. La Lucha nos lo daba todo: una familia, un lugar, un entorno, un Sueño, un camino y un futuro para quienes no creíamos en el Futuro, y odiábamos la realidad de un presente que nos oprimía y golpeaba. No queríamos cantarle a la Revolución sino hacerla. No criticábamos al Sistema, lo combatíamos. Era la furia o la nada. Sin esa forma apasionada de ver, vivir y amar la Vida y la Lucha, El Corazón del Sapo nunca hubiera latido. No era difícil elegir entre la Pasión o la barbarie.

En tu adolescencia y en esos primeros años de descubrimientos ¿cómo fue el contacto con la cultura punk?
Parte de la Banda veniamos del punk y otra parte veniamos del metal. Guillermo Sapo y yo crecimos escuchando todo tipo de música, pero en gran parte rock duro y metal muy en boga a mediados de los 80. Nos gustaba la música dura y esas bandas pero no su actitud y sus letras “apolíticas” e inofensivas. Eramos heavys ideologizados, íbamosa manis, hacíamos fanzines y pintadas, le dábamos caña a los fachas, andábamos con los punks, era la idea por encima de la música, la afinidad personal, lo colectivo y popular  por encima de la tribu, lo tribal y lo trivial.
Del metal pasamos enseguida al Trash y de ahi al Hardcore. Y de repente ya no éramos nosotros, éramos otros.

 

foto: X4RLi.G en Putzuzulo Amets Fabrika de Zarautz 2017

 

Después de todos estos años ¿qué es lo que te mantiene en la filosofía D.I.Y.?
Pues ahora que todo se ha convertido en un puto negocio, cuando las formas y modos de hacer del Sistema se cuelan sigilosamente en el territorio de la creatividad y los sponsors tapan la denuncia, ahora cuando la tiranía del “sentido común” ha derrotado a la improvisación y la locura, ahora que determinadas poses y actitudes que hace años hubieran sido reprobadas son premiadas por l@s fans de las bandas, ahora que el concepto de escalera y ascenso social se impone al de solidaridad, y l@s gestores y los lógicos controlan el circuito, ahora cuando toda la maquinaria esta al servicio de quien decida pagar su tanto por ciento, ahora que todo es un continuo y aburrido remix, y lo sorprendente ha dejado de sorprender y ahora que casí todo el mundo se encuentra cómod@ dentro del Sistema que dice criticar, . . . me niego, nos negamos a dejarnos arrastrar por la corriente y a ser devorados por esta inercia.
El “mundo de la música” con sus toallas de doble rizo, su jerga, sus catering solidos y líquidos, sus promotoras, agencias, intermediarios de todo pelaje, con sus artistas y sus entrevistas aburrida y políticamente correctas, me aburre como cualquier backstage, es como meterse en una piscina llena de tiburones.

Tus letras siempre han tenido un equilibrio entre la poesía y la política ¿en ese equilibrio es donde te encuentras a gusto?
Entiendo lo que quieres decir, pero me cuesta pensar, yo que sé como y cuando las he escrito, que esas letras tengan cierto equilibrio. Siempre he intentado decir las cosas de otra manera, porque esa era la única forma en como he podido expresarlas y como he podido comunicarme. El difícil arte de mantener el desequilibrio o como levantarte para volver a poderte caer. No es equilibrio es síntesis.
Luchar por salvar un Mundo del que cada vez nos sentíamos más alejad@s, o salvarnos de él. Entender la música o el rock como una expresión artística partiendo de una idea política.
Porque a pesar de lo que nos quieren hacer creer la nueva ola de políticos neoliberales y la política profesional tradicional, las ideologías y las diferencias ideológicas siguen existiendo. Proclamar el fin de las ideologías no deja  de ser una forma más de ideología, no querer clasificarse políticamente  es una manera de definirse ideológicamente. Todo es política y geopoética.

 

foto: NIKO BLEACH, CC Delicias de ZGZ 2017

 

Los años pasan y las cosas no cambian, es más: parece que van a peor ¿cómo ves el papel actual de la música? ¿crees que puede ser motor del cambio social?
El Tiempo pasa pero uno tiene la sensación de que las cosas no cambian, de que sólo lo hace la apariencia física de las mismas.
La música puede ser la banda sonora que acompañe el cambio social y político, como la poesía o cualquier otra expresión artística puede ser la chispa que prenda el incendio, el motor que contribuya a la transformación de la cosas y  la gente. La guerra también se baila, y la música nos ayuda a luchar y a amar, a saltar y salir a la calle, a movernos y movilizarnos. Ama como bailas, baila como luchas.

¿Cómo ha sido la experiencia de volver a reunir a El Corazón del Sapo?
Ha sido increible, y muy emocionante e intenso, no encuentro palabras para expresar lo que ha sido este reencuentro no solo con la banda sino con un montón de gente que se acercó a los conciertos, y que hacia muchas noches que no veíamos. Un momento irrepetible que volvería a repetir.

¿Cómo crees que ha cambiado la escena? ¿da la impresión que hay menos sitios autogestionados que en los 90?
Básicamente creo que la escena no ha cambiado, ha desaparecido. O quizás es que este hablando de algo que no conozco.

 

foto: NIKO BLEACH, Sala Arrebato

 

Guillermo y tú estuvisteis presos por insumisión en Torrero, que hoy es el centro social okupado Kike Mur (insumiso muerto en esa cárcel) al que volvisteis para hacer un concierto ¿qué sentimientos os despertó tocar allí?
Volver a Torrero y cruzar la puertas de la cárcel pero esta vez hacerlo en libertad, rodeados de amigos fue emocionante. Poder tocar  de nuevo nuestras canciones en un sitio que fue tan oscuro y donde paso y murió tanta gente, y que ahora es un espacio abierto y luminoso fue increíble. Pero sobretodo tuve la sensación de venganza y victoria. Entramos felices, salimos eufóricos.

El movimiento insumiso fue uno de los grandes  hitos de la autoorganización en los 90, movilizando a mucha gente ¿qué recuerdas de aquellos años? ¿personalmente que balance haces?
Recuerdo a mucha gente, a much@s compañer@s, recuerdo también muchos buenos momentos y no olvido los malos. Fueron años duros, pero al menos no eran tan amargos como los actuales. Teníamos muchos sueños y pocos recuerdos. La vida no era una aventura, era una guerra y cada día una nueva batalla. Quizás la Insumisión y toda la campaña de desobediencia civil que generó, fue una de las “ultimas” batallas con la que  la juventud de una manera colectiva y activa, le plantó cara a cara al Estado. La Insumisión para mi es un estado de animo, es una actitud, es una forma de resistencia tan actual y valida hoy como hace 30 años. 

 

foto: IKORKOTX, en CSO KIKE MUR, Torrero, 2017,

 

Ahora mismo en Europa vemos un crecimiento de posiciones de extrema derecha, manipulando el tema de los refugiados y queriendo tomar las calles ¿era el momento de hacer la gira o anteriormente ya estabais pensando en hacer conciertos?
El momento es ahora. La situación de crisis humanitaria en el Mediterráneo, l@s cientos de miles de refugiad@s que escapan de la guerra y la miseria, el cierre de fronteras, las legislaciones racistas, las vallas y conzertinas, las bandas de extremaderecha que buscan y apalean, son ahora. Pensamos que era el momento, y también el nuestro. Frente a la caridad y el silencio y la indiferencia, solidaridad activa.

El 15M fue como una especie de explosión de la autoorganización, por lo menos al principio, y llevó a mucha gente a organizarse ¿qué balance haces de esas movilizaciones?
En Euskal Herria no sentimos tanto el impacto del 15M como quizá si lo fue en otras partes del Estado. Creo que para mucha gente supuso un banderín de enganche a las luchas, creo que recuperó y animó a mucha gente desencantada a volver a la calle, y creo también que situó la horizontalidad y la asamblea de nuevo en la base de decisión de un movimiento popular que apuntaba y aportaba nuevos modos, nuevas miradas, y un nuevo discurso y lenguaje. La forma política que luego parte de ese Movimiento adquirió ya es otro debate.

 

 

Para mucha gente fue una especie de reenganche y otros descubrieron el activismo, lo que está claro es que hizo reflexionar a muchos ¿cambió tu forma de ver las cosas?
Me pareció un Movimiento interesante que explotó en un momento de desgaste político y hastío y crisis social de la descascarillada democracia  a la turca española. No cambió mi forma de ver las cosas, me confirmó en muchas de las cosas por las que algun@s poc@s han estado luchando a contracorriente toda la vida.

Que estamos empezando a vivir una época oscura, de censura en el arte en general, es algo que está claro y la sensación es que vamos a peor ¿crees que el arte en general puede ser el ariete para romper este muro invisible de la censura?
Precisamente por ese valor trasgesor, liberador  y transformador que el arte tiene, este es perseguido, vigilado y censurado. Debemos seguir diciendo y haciendo, y ademas hacerlo sin su permiso. Nos quieren callar, nos quiere domesticar, nos quieren asustados, pero nosotr@s debemos mostramos terribles, y no aterrorizad@s.

 

foto: KOLDO OTAMENDI en 1995

 

Siempre has manejados muchas referencias literarias a la hora de hacer tus letras  ¿qué es lo que te llevó a empezar a escribir letras?
Básicamente la primera vez que bajamos al local de ensayo Guillermo, Caspone y yo, era el único que no sabia tocar ningún instrumento, así que como desde pequeño siempre andaba escribiendo y tenia montones de papeles y cuadernos con poemas y textos ininteligibles, me toco cantar. Admiro a los músicos, guitarristas, baterías, bajistas,….. me  sigue pareciendo increíble que alguien sea capaz de hacer sonar así esos cacharros. Admiro mucho a Guillermo Sapo, como músico. como persona y amigo. Sin él no hubiera hecho nada de todo lo que he hecho.

Hace un tiempo se editó un libro en el que se combinaba  un poema tuyo con fotografías, Media hora en el 51, con un resultado muy bueno ¿tienes nuevos proyectos de ese tipo en marcha?
Me gustaría hacer muchas cosas y poner en marcha algunas ideas pero me dejo llevar y dejo que sea el tiempo y el momento los que los acerquen a mí para que los abrace.

 

 

foto: Egia, Donosti año 2000

 

foto: en la Casa Ocupada de la Paz de ZGZ en 91/92

 

foto: TX4RLi.G en Putzuzulo Amets FAbrika de Zarautz 2017

 

foto: en Granada, Centro Social Okupado, 2000

 

foto: Utrera en 1991

 

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