Anton Repponen nace en San Petersburgo (antigua Leningrado) pero crece y estudia en Tallin, Estonia. “Después de graduarme no sabía exactamente lo que quería hacer”, nos confiesa. Cursó estudios de arquitectura y llegó a trabajar de ayudante un par de meses en una agencia de Nueva Deli en India. Pero… quería hacer algo más relacionado con lo visual y el diseño. Y en la universidad tanteo un poco autodidacta el diseño digital. “Por aquel entonces era un gran día si encontraba por ahí algún tutorial o alguna buena publicación en un blog”. Desde entonces y aun hoy considera fundamental compartir información sobre su proceso, tanto en blogs como en conferencias.
Y ya con 19 años empezó a trabajar de diseñador en Estonia. Poco después, a los 22, se mudó a Estocolmo para trabajar en una importante firma del momento. Y con 24 el saltó fue a Nueva York, como director creativo para la misma empresa y donde tuvo ocasión durante seis años de trabajar para firmas como Google, Microsoft, SONY, Balenciaga, National Geographic… Después vino su propio estudio asociado, Anton & Irene, en Brooklyn, donde distribuyen su trabajo a un 60% de encargos y un 40% de proyectos personales, nos explica. Abarcan el diseño tanto físico como digital, como el documental interactivo One Shared House o la fabricación del reloj NURO (“que saldrá este año”, dice Anton).
Y entonces hablamos de la fotografía. “Es algo que llevo haciendo mucho más tiempo que el diseño”, dice. “Desde que tenía 14 años y un amigo skater me vendió una cámara por algo así como 10 dólares”. Y la anécdota no termina aquí. Resulta que era una vieja cámara de cine soviética, modelo Zenit 11, totalmente manual. “No resultó muy bien” nos confiesa Anton. Grababa imágenes en movimiento en un skatepark a 34 frames, con resultados borrosos. Pero la dificultad le dio la patada para no pararse ahí. “20 años después –nos señala afirmando- siempre llevo alguna cámara en la mochila”.
Como método de trabajo Anton afirma que suele combinar sus conocimientos como fotógrafo y diseñador. Está acostumbrado como diseñador a pensar de cero en la composición y en la unión de elementos. Cuando fotografía ya piensa en cómo puede recortar, manipular y recomponer la imagen. ¿Un ejemplo? “Ahora estoy trabajando con fotos parlantes con luces LED y prismas de colores artificiales”. Nos quedamos boquiabiertos. “Esta en la etapa inicial pero está saliendo algo muy interesante”, comenta.
A Anton le inspira Leonardo Da Vinci, y entendemos que para un profesional tan volcado en el trabajo (empresarial y personal) es un modelo natural. Sobre todo cuando nos confiesa que su trabajo más duro es intentar ser paciente.
Pero Anton Repponen tiene una buena valvula de escape: “me encanta tocar música”. Otro trabajo creativo pero una pasión de desconexión asegurada.
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