Lance Mountain.
Recuerdos desde la Vertical

20 July 2020 Texto: Francisco Daniel Medina & David Moreu. Fotografía: Pato Conde (1 y 2) & Archivo.

Uno de mis libros favoritos de Enrique Vila-Matas se titula El viaje vertical y opino que ese título sería también perfecto para una biografía de Lance Mountain ya que, los que le conocen, saben bien que hubo un tiempo en el que solamente podías encontrarle en posición horizontal mientras soñaba. Lance vivió los ochenta a tope y es uno de esos skaters cuyo estilo sobre la tabla es inconfundible. Por otra parte, una de las cosas que siempre le han definido ha sido su gran sentido del humor: era raro el vídeo en el que no aparecía haciendo alguna payasada o alguna broma. Su forma de patinar era desenfadada, saltaba a la vista que disfrutaba tanto haciendo lo que hacía que le era imposible ocultarlo. Lance formó parte de la mítica Bones Brigade y más tarde fundó su propia compañía, The Firm. De lo que se trataba, básicamente, era de poder seguir haciendo lo que más le gustaba a pesar de la edad y de que las nuevas generaciones viniesen pisando fuerte. Lance Mountain es un buen skater, un buen marido, un buen padre, un buen empresario y un buen cristiano. Le ves y no puedes evitar pensar que su apellido no es una casualidad, puesto que debe tener un corazón tan grande como una montaña. Y al final voy a terminar diciendo lo que llevo intentando no decir desde que comencé a escribir la introducción a esta pequeña, pero entrañable, entrevista: Lance Mountain es, a día de hoy, una leyenda viva del skateboarding.

¿Cómo recuerdas tus inicios en el mundo del patín?
Empecé a practicar el skate cuando un amigo me regaló su tabla. Probablemente fue a principios de 1974 y, durante los dos años siguientes, la utilizamos como un simple juguete.

¿Sabrías decirnos cuál fue la primera revista que compraste?
Recuerdo que compré la primera revista en 1975 y estaba muy centrada en el freestyle, los 360 y la práctica del catamarán… entonces, simplemente nos sentábamos en las tablas y nos dejábamos caer montaña abajo.

¿Cuándo crees que empezó a cambiar aquella escena?
En 1977 fue cuando se inició el boom, se empezaron a construir skateparks y todo el mundo estaba loco por el skate vertical. No cambiaría aquella época por nada del mundo. La gente dice que hoy es mejor, pero no puede ser mejor que aquello que vivimos entonces. Fue un período increíble.

¿Te gustan las piscinas para bañarte o sólo para patinar?
A veces nado un poco.

Creo que tienes un bowl en el jardín de tu casa…
En el jardín trasero tengo una piscina vacía y, justo al lado, otra piscina llena. Así que hay dos piscinas!

¿Es cierto que en los años 80 te encontrabas gente desconocida patinando en tu casa cuando regresabas de las competiciones?
Tuve una half en el jardín desde 1978 hasta 1991. Ya sabes, un skater que no tiene nadie con quien patinar acaba invitando a cualquiera gritando “¡ven a patinar, venga, ven a patinar!”. Pero cuando empezó a ser una moda y yo estaba muchos días de viaje, al regresar me encontraba a 30 tíos en el jardín de mi casa patinando sin mi permiso. Evidentemente, tenía que echarlos.

Abandonaste Powell-Peralta para fundar tu propia compañía: The Firm. Como Edipo, ¿sentías la necesidad de matar al padre?
En aquellos días, empezar nuestras propias empresas era una necesidad, porque las grandes marcas de skate no paraban de decirnos: “sois demasiado viejos, ya no nos hacéis ganar dinero, nadie os quiere… así que marcharos”. Pero nosotros no íbamos a abandonar aquello que nos gustaba. Así que montar nuestro negocio fue una necesidad para no dejar de practicar el skate.

¿Había mucha diferencia entre el Lance deportista y el Lance empresario?
Nunca quise tener una compañía, pero deseaba seguir patinando. Así que hoy miro hacia atrás y me doy cuenta de que fue una época maravillosa e hice grandes amigos. La relación con la gente era igual que en Powell-Peralta. Incluso me atrevería a decir que fue mejor, puesto que se trataba de mis propias relaciones personales, lo mismo que Stacy había hecho con nosotros. Eso era lo que más me importaba, a pesar de lo duro que era llevar el negocio. La gestión de la compañía no me gustaba, pero se trataba de seguir vinculado al mundo del patín.

¿Qué crees que te aportó aquella experiencia?
He estado patinando por mi cuenta tres veces más que en Powell-Peralta. A pesar de que ellos me dieron la oportunidad de empezar a destacar, si no hubiera sido por The Firm hoy no estaría aquí hablando contigo.

Cuando eras un chaval que empezaba a patinar, ¿qué querías ser de mayor?
Quería ser joven.

Y ahora ¿qué te gustaría ser de mayor?
Quiero ser un buen padre y quiero ser un buen marido, pero también quiero ser un skater.

www.nikeskateboarding.com

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