Cris y Denís nacieron en dos pueblos cercanos a Santiago de Compostela, Galicia. Ambos son pueblos fríos, con lluvias frecuentes y campos frondosos; animales y montes. De esto podemos intuir muy bien que la Naturaleza fue la segunda casa de los dos jóvenes y su principal fuente de inspiración. Según nos cuentan: “Desde muy pequeños supimos que queríamos dedicarnos a hacer algo creativo, Denís más ligado al arte y graffitti y Cris al diseño de moda, así que eso fue lo que estudiamos”. Fue en Amsterdam, Holanda, donde comenzó su aventura como artistas, ya que en dicho lugar nació su primera obra y el nombre que da forma a su proyecto: Twee Muizen, “Dos ratones en holandés”, nos dicen. Así, Denís se encarga de la parte gráfica y de diseño y Cris de los proyectos textiles.
Hace dos años abrieron su estudio y galería en Barcelona, lugar donde se pasan la mayor parte del tiempo trabajando en sus proyectos o en los encargos para los clientes. Cuando le preguntamos por la realización de sus trabajos, nos contestan: “A veces son los cuadros e ilustraciones los que inspiran a Cris para hacer sus personajes y otras veces son los art-toys los que inspiran a Denis para crear su obra”. En su Instagram podemos ver gran parte de su producción. Los ‘art-toys, que son parte de sus proyectos textiles, responden a representaciones realistas de animales, pero otras veces dichas representaciones adquieren un tono onírico, incluso monstruoso que, combinado con una paleta de colores cálidos, dan una sensación reconfortante; de seguridad, me atrevo a decir.
Denís trabaja creando previamente bocetos y Cris imaginando a qué personajes podría dar vida. Para ello “prepara los patrones que a veces van a la primera y en otras ocasiones modifica para tener el resultado que busca, pasa el patrón a tela, lo cose con la máquina y ultima los detalles a mano”.
Al observar sus redes sociales podemos comprobar que estos jóvenes están llenos de futuros proyectos y en continuo movimiento. Cuando le preguntamos cuál fue su trabajo más complicado, Denís nos dice que fue un mural de alrededor de unos cinco metros donde sólo podía apoyarse en una escalera de madera y para Cris su “Silla Pez”, que está constituida por más de cien sardinitas hechas a mano.
Tanto Cris como Denís apoyan la construcción de unos valores más justos, más acordes a la evolución del sistema social y gustan reunirse con amigos para desconectar de las largas jornadas de trabajo, así como también ver cine “si hay algo interesante en la cartelera”, dicen. ¡AH! Se me olvidaba decir que es esta otra de las fuentes de inspiración de los dos ratoncitos que no dudan en dar un trato único a cada uno de sus pedidos.

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