Las miniaturas siempre han despertado un interés especial en todo aquel que las contempla, ya sea una maqueta de tren o un nacimiento. Sean es un artista que pone dedicación y destreza en la creación de dioramas. Una peculiar forma de hacer arte y sin duda un regalo para la vista ante el bombardeo de arte digital al que estamos sometidos.
Me crié en Taiwán y a los 18 años me mudé a Los Ángeles. Tengo una carrera en ilustración en el Art Center College of Design de Pasadena y desde el 2007 hago esculturas para diferentes museos norteamericanos.
Creo dioramas en los que represento la naturaleza, animales y robots. En todas las escenas que compongo hay mucho movimiento. Lo que más me satisface es crear la escultura en sí, unir todas las partes de yeso, papel y madera.
Cada escena supone un reto a la hora de ser representado. Hasta que no tengo un 80% de la obra visualizada no me pongo a crearla. Tampoco suelo hacer bocetos, a no ser que el trabajo sea para un cliente.
Actualmente sigo trabajando en mi primera exposición individual para este abril en Los Ángeles. Hay una gran parte de mi trabajo que nunca puedo predecir, y esa parte es la que más me excita y la que siempre me sorprende.
La parte más complicada es saber poner freno a los últimos retoques que se hacen en una escultura, encontrar un equilibrio en que consigas sorprender al público, pero sin saturarlos.
Me inspira la naturaleza, la geometría de las cosas y los animales. Otra parte importante de la narrativa de mi obra es el humor.
Si Xavi Hernández no cuenta como figura histórica favorita, entonces elijo a Gandhi.
La canción “The Rains of Castamere” lleva un buen tiempo metida en mi cabeza. Mi comida favorita es Xiao Long Bao, o sopa de dumplings.
Mi talento secreto es la paciencia, sobre todo aplicada al trabajo.
Una buena pinta de cerveza me sirve para desconectar de la rutina.



















www.seanchao.com