Vivimos en un mundo cada vez más globalizado en el que, en parte gracias a las nuevas tecnologías, han ido desvaneciéndose poco a poco las fronteras. Pero, precisamente por eso, quizá ahora sea más necesario que nunca destacar y visibilizar aquellos rasgos característicos de cada ciudad, aquellos elementos distintivos que configuran nuestra historia y nuestra cultura. Y de eso trata este proyecto, de ir en busca de la esencia y de tratar de combatir el hecho de que, en un futuro no demasiado lejano, todas las ciudades sean meras copias las unas de las otras.
MálagaPatterns es un proyecto creado por Daniel Muñoz que entronca directamente con la identidad, pivotando en torno a la importancia de dicho concepto. ¿En una época globalizada cobra esta cuestión más relevancia que nunca? ¿Es fácil resolver la paradoja consistente en que se diluyan las fronteras a todos los niveles pero se conserven las diferencias?
Reivindicar y defender la identidad de una ciudad cobra más sentido que nunca en un momento como el que vivimos actualmente. Hoy día puedes pasear por la calle Larios, por la Gran Vía o por la 5ª Avenida de Manhattan y encontrarte exactamente el mismo escenario. Que desaparezcan las fronteras es positivo en muchos aspectos pero, si a consecuencia de esto las ciudades pierden su personalidad, el mundo se convertiría en un lugar aburrido y poco interesante. La globalización es ya una realidad, pero esta no puede fagocitar la identidad de las ciudades. Ahora que el mundo está más homogeneizado que nunca, estamos aprendiendo a identificar lo que nos diferencia de los demás y, por qué no, lo que también nos hace especiales.
Daniel, hablas de patrones perdidos o, en cualquier caso, que a veces pasan inadvertidos. ¿Podríamos hablar de alguna clase de responsabilidad a la hora de obviar en lugar de visibilizar esos patrones o señas que entroncan directamente con nuestra historia?
Por supuesto que sí. Para que se visibilicen esos patrones es importante que exista una concienciación pública del valor de ese patrimonio. Creo que proyectos como MálagaPatterns contribuyen a acercar ese patrimonio a todos y hacen una labor casi didáctica para conocerlo y valorarlo como merece. De esta manera podemos ir asumiendo esa responsabilidad por proteger la identidad de nuestra ciudad, aunque me temo que será una tarea lenta.
Toda la reivindicación o recuperación a la que acabamos de aludir la articulas por medio del diseño. ¿Crees que el diseño tiene algo frente a otras disciplinas que lo hace idóneo para servir de vehículo a este tipo de mensajes?
Creo que el diseño es una herramienta perfecta para reflexionar sobre este tema. Te ayuda a tangibilizar esos patrones y a entender su técnica y valor artístico y patrimonial. Además cumple una función puramente estética que le aporta un valor añadido. Además, opino que reinterpretar digitalmente estos diseños con un estilo sencillo y minimalista puede ayudar a captar la atención de generaciones más jóvenes para que tomen conciencia. Y si solo se fijan en el diseño, para mí ya habrá merecido la pena.
Los psicólogos de la ciudad, a la hora de conocerla a fondo e interpretarla, emplean con frecuencia una metodología conocida como ‘deriva’. ¿Acostumbras a perderte por la ciudad, por sus calles, un poco a la aventura con la intención de tropezarte con hallazgos inesperados?
Sí, sin duda. Para mí la mejor manera de conocer (y amar) una ciudad es perderte y dejarte llevar por sus calles. Esta ha sido mi principal fuente de inspiración para el proyecto, ya que muchos de los patrones los he ido descubriendo en esos largos paseos.
¿Entonces dirías que esa es tu principal estrategia o metodología de trabajo a la hora de buscar esos patrones inéditos que se han convertido en el ingrediente básico de tu trabajo?
Podría decir que sí. Pero, si te soy sincero, cuando comencé el proyecto no pensé en ninguna metodología de trabajo concreta. Si tuviera que catalogar mi forma de trabajar, diría que se basa mucho en la observación. Además, conforme fue tomando forma el proyecto, mucha gente empezó a hablarme sobre patrones que conocían en la ciudad y que podían interesarme. Esto ha hecho del proyecto algo colectivo y colaborativo que, sin duda, lo enriquece mucho más.
Aún a día de hoy, y aunque creo que debería ser una cuestión superada, parece que cuesta trabajo hablar al mismo tiempo de un trabajo que tiene un claro componente “ético” con el hecho de que también sea un producto económicamente viable. ¿Puede ser esta la parte más difícil?
No necesariamente tiene que ser la parte más difícil. Desde el principio he tenido claro que mi principal objetivo es desarrollar MálagaPatterns de la manera más coherente posible para hacer llegar su reflexión. Una vez presente el proyecto y lo exponga no sé hasta dónde puede llegar, ojalá que muy lejos, pero aún desconozco la viabilidad comercial que podría tener. ¿Y si la tiene y me lucro de ello? No le veo inconveniente como diseñador, ya que vivo de esto. Además, lo que vendes es una pieza de diseño que encima tiene un valor ético, lo que para mí es una gran satisfacción porque el mensaje sigue llegando, (y así puedo seguir pagando las facturas para desarrollar otros proyectos de interés, ¡jajaja!).
¿Es fácil compatibilizar este proyecto con tu labor como director de arte en la agencia El Cuartel? ¿Se nutren de alguna manera ambas actividades?
A veces no resulta del todo fácil ya que el trabajo de agencia es muy exigente y yo desarrollo MálagaPatterns en mi tiempo libre. Pero con organización y rigor, todo es posible. Respecto a si ambas actividades se nutren mutuamente, no me cabe la menor duda. La publicidad busca soluciones a las necesidades de los consumidores. Tienes que saber lo que les preocupa y de esa manera tú podrás hacer un buen trabajo. Si conoces las tendencias, sabes lo que está pasando en el mundo y detectas las cosas que les preocupan a las personas, puedes desarrollar una campaña para vender pasta de dientes, o un proyecto más reflexivo como este. Cada uno tiene fines diferentes, pero la manera de afrontarlos puede resultar muy parecida. Además de esto, no olvidemos que esto es un proyecto de diseño. Y en parte, hoy soy mejor diseñador gráfico y director de arte gracias a mi bagaje y experiencia profesional.
No es la primera vez que te involucras en un proyecto que, teniendo a la ciudad y sus calles como protagonista, termina poniendo en contacto a desconocidos que comparten escenario y, posiblemente, también gustos y sensibilidades. Cuéntanos algo acerca de tu proyecto “tu canción favorita”.
Tu canción favorita nació hace ya unos años, cuando el debate del uso excesivo que hacíamos de las redes sociales estaba en pleno apogeo. Entonces se me ocurrió que sería divertido volver a la red social más antigua de todas: la calle. Y para conectar a las personas, utilizamos la música como vehículo. Distribuimos pegatinas por todas las fachadas de la ciudad donde la gente podía regalar su tema favorito a los demás. De esta manera ibas por Málaga y te encontrabas canciones fantásticas de gente de tu ciudad que no conocías de nada, pero que compartían desinteresadamente contigo algo súper importante para ellos. Luego todas esas canciones fueron recopiladas en una web y también hicimos una lista Spotify. Si lo piensas, esa lista estaba hecha por la ciudad, por todos sus ciudadanos. Me parecía algo flipante. La verdad es que fue un experimento muy bonito, además tuvo una gran acogida.
Parece difícil evitar percibir la ciudad como una ciudad dividida, entre los que abogan por el turismo y el sector servicios como principal fuente de ingresos (un turismo visiblemente agresivo, dando prioridad a la construcción de museos, hoteles, etcétera), y los que ponen el acento en los peligros derivados de convertir Málaga en una especie de parque temático inhabitable para los que viven aquí durante todo el año (los alquileres se disparan, desaparecen los negocios de toda la vida). ¿Va tu trabajo de alguna manera encaminado a poner el acento sobre este tipo de cuestiones?
Podría decirse que de alguna manera, sí. MálagaPatterns es una reflexión sobre la ciudad y su identidad. Pensar sobre estas cuestiones nos hace preguntarnos qué ciudad somos y qué ciudad queremos llegar a ser. Es innegable que el debate sobre el turismo y sus consecuencias está ahora más presente que nunca y me gustaría pensar que este proyecto puede contribuir de alguna manera a que tomemos conciencia de lo que tenemos y de lo necesario que es protegerlo. Málaga es una ciudad turística, abierta al visitante y esta es una de sus principales fuentes de ingresos, pero es importante que estas dos realidades de la ciudad aprendan a convivir encontrando un buen equilibrio que beneficie tanto al malagueño como al visitante.
Y yendo un poco más lejos, ¿crees acaso que éste sea un problema solucionable o al menos solucionable de una manera satisfactoria para todos?
Quiero pensar que sí. Es un tema complejo que deberían analizar profundamente todos los sectores sociales que participan en la gestión de la ciudad. Y de esta manera encontrar una solución que, aunque no satisfaga a todos al 100% (algo bastante complicado) sí sea la mejor solución para tener una Málaga de la que sentirnos orgullosos.
Instagram @malagapatterns
Fotos retrato: Vanesa Urbano Vela – Instagram
Resto de fotos por Daniel Muñoz – Instagram @nielomunoz